Este próximo domingo se cumplen 23 años de una misteriosa e inquietante desaparición en la isla de Mallorca. Hablamos del caso de Ana Eva Guasch Melis, una joven de 27 años que desapareció la noche del 20 al 21 de octubre de 2001 tras salir de fiesta con sus amigas con motivo del Dia de les Verges. Regreso al piso en el que vivía de alquiler, abrió la puerta a una persona que timbró su puerta, sin que llegara a ser identificada nunca, y no se volvió a saber de ella.
El caso de Ana Eva consternó a todo el archipiélago balear. Se llevó a cabo un de las mayores movilizaciones policiales y sociales que se recuerdan en Palma. Sin embargo, nunca se pudo determinar qué le pudo ocurrir. Las propias autoridades reconocieron que las investigaciones pudieron haberse desarrollado mejor. Y es que Ana Eva mantenía una relación con un hombre argentino llamado Rodrigo que fue detenido bajo sospechas hasta en cuatro ocasiones, pero siempre quedó en libertad al no haber suficientes pruebas incriminatorias y al no haberse encontrado el cuerpo. Todo apunta a que Ana Eva, que ahora tendría 50 años, fue secuestrada y asesinada. La idea de que pueda seguir viva se considera sumamente remota, tal y como han apuntado los medios locales en numerosas ocasiones. SOS Desaparecidos mantiene una alerta de búsqueda activa en su web oficial.
Ana Eva Guasch Melis, una profesora palmesana de 27 años licenciada en filología hispánica que ejercía como docente en el Colegio Santa Mónica e impartía clases de español a extranjeros contratada por el Ayuntamiento de Palma, salió de fiesta el 20 de octubre de 2001 con unas amigas por la capital balear con motivo del Dia de les Verges (Día de las Vírgenes) y acabó la noche en la zona del Passeig Marítim. Sobre las 05:30 horas del día 21, una vez acercó en coche a sus amigas a casa, regresó a su vivienda, un piso alquilado en el número 79 de la calle Aragón, donde hoy hay un edificio nuevo, pero antes había una construcción antigua.
La joven acababa de llegar a su casa cuando, de repente, alguien llamó a la puerta. Ella, entonces, abrió la puerta sin pensarlo, una señal inequívoca de que Ana Eva conocía a esta persona de antes. A partir de ahí, su pista se esfumó. Al no presentarse en el colegio donde trabajaba, se pensó en primera instancia en una fuga voluntaria. Pero las horas pasaban y la joven no aparecía. Entonces, los agentes analizaron al detalle el domicilio y comprobaron que la puerta no había sido forzada (por lo que Ana Eva abrió voluntariamente a su presunto agresor).
Además, se encontró una mancha de sangre, que con las técnicas de entonces no se pudo saber a quién pertenecía, y se determinó que en la vivienda faltaba una lámpara de la mesa de noche, el ordenador personal de Ana Eva y una colcha (una especie de edredón). La principal hipótesis que se barajó fue que la joven abrió la puerta a alguien que conocía, mantuvo una pelea en la que perdió la vida y su cadáver fue envuelto en la colcha para que lo sacaran sin que nadie se percatase.
La Policía trató de esclarecer los hechos pero, tal y como admitieron los encargados de la investigación, las labores de búsqueda se demoraron demasiado. El haber llevado a cabo pesquisas de forma inmediata podrían haber dado, a lo mejor, un resultado diferente. Además, se echó en falta un trabajo más exhaustivo en cuanto a la revisión de cámaras de vigilancia en la zona en la que vivía Ana Eva. En cualquier caso, los agentes indagaron en la vida de la joven y sospecharon directamente de Rodrigo, que negó desde el inicio estar implicado en la desaparición.
El hombre argentino se mantuvo firme en negar cualquier acusación, pero la policia siempre sospechó que había alterado puebas en el piso de Ana Eva. Además, los agentes, una vez desaparecida la joven de 27 años, realizaron varios seguimientos y aumentaron sus sospechas, sin llegar a tener una prueba concluyente, eso sí. Rodrigo, mientras se llevaba a cabo la investigación, contrató un detective privado para saber cuáles eran las indagaciones en su contra.
Además, sin que lo supiera, fue visto en una finca del municipio de Campos con la que no tenía ninguna relación, pero se realizaron búsquedas en el lugar y no se hallaron restos. La principal hipótesis del caso se puede encontrar en otro lugar, concretamente en una cantera de la Carretera Felanitx, apuntan fuentes como 'Última Hora'. Rodrigo también fue visto aquí varias veces, cuando no tenía que ir allí para nada. Y se sabe que él había trabajado en la construcción, sabía cuando se volcaban los materiales en la cantera. Por tanto, se barajó que colocó el cuerpo en el hueco de la cantera porque sabía que lo iban a tapar al día siguiente.
A pesar de las sospechas y haber sido detenido en cuatro ocasiones, el hombre argentino quedó en libertad y regresó a su país. Se deconoce cuál es su paradero hoy en día. Además, cabe destacar que había un ciudadano colombiano, vecino de Ana Eva en el bloque antiguo de la calle Aragón, que podía haber sido un testigo clave y, al encontrarse en situación irregular, volvió también a su país, perdiéndose su pista, y no llegó a declarar.
Los padres de Ana Eva insistieron en su búsqueda, pero nunca han podido saber qué le pasó. No saben si pudo marcharse de forma voluntaria, una hipótesis prácticamente descartada, o si fue víctima de un homicida en un posible caso de violencia de género. El caso se sigue tratando como una desaparición, no como un crimen, al no haberse encontrado restos mortales de la mujer. El caso de Ana Eva se suma a la lista de desapariciones inquietantes en Mallorca, como la de Malén Ortiz, y a la de otras mujeres cuyos cuerpos no han sido encontrados en España tras intensos trabajos de búsqueda; como Mónica de la Llana, Ana María Knezevich, Natalia Solomykina o Marta del Castillo.
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