El reencuentro de Marta y su perro Heman tras una sentencia pionera contra su expareja: “Es lo más parecido a un hijo que tengo”
Marta llevaba 10 meses sin ver a su perro porque su expareja, tras separarse, le impedía verlo: "Estoy superfeliz porque ya se acabó", cuenta
El hombre ha sido condenado a indemnizarla con 600 euros por daños morales
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Una sentencia pionera en nuestro país ha obligado a un hombre a indemnizar a su expareja después de que, tras la ruptura, no le dejase ver al perro que compartían. Lo impidió durante 10 meses y ahora tendrá que pagarle 600 euros por daños morales. Además, la jueza acordó medidas cautelares para recuperar la custodia compartida y Marta y Heman, –como se llama el can–, ya se han reencontrado, como informan en el vídeo Lorelei Esteban y María Albendea.
“Estoy superfeliz porque ya se acabó. Sobre todo porque se ha acabado todo”, cuenta, expresando su satisfacción por poder volver a compartir tiempo con el perro.
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“A él le resulta más sencillo romper ese vínculo afectivo que yo tengo con Heman y quitármelo”, explica.
Sin apenas información y sin precedentes, Marta decidió entonces adentrarse en un proceso legal: “La incertidumbre a mí es lo que me estaba matando. Igual puedes volver a ver a Heman o a lo mejor no lo vuelves a ver nunca jamás”, se planteaba, pero la Justicia le ha dado la razón.
Marta y su felicidad tras encontrarse con su perro Heman: “Es lo más parecido a un hijo”
Sumamente feliz y sin poder creerlo tras llegar al fin del litigio, diez meses después Marta y Heman se reencontraron tras la sentencia pionera.
“Es un procedimiento en el que lo que tenemos que demostrar es que hay un vínculo afectivo realmente entre las partes, igual que lo demostramos con nuestros hijos”, cuenta Lola García, abogada, explicando una clave del caso.
Ese vínculo fue demostrado y reconocido. “Yo no tengo hijos y para mí es lo más parecido a un hijo que tengo. Ahora mismo, ese vínculo que tengo para mí es… parte de mi familia. Tanto él como Gona”, cuenta, refiriéndose también al otro perro que convivía con la pareja y al que ambos cuidaban.
Ahora, su expareja, además de indemnizarla con 600 euros por daños morales, tendrá que pagar las costas procesales.
De este modo, el tiempo perdido sin su compañía por primera vez ha sido reconocido y, además, no sale gratis.
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