El uso de sillitas infantiles en los vehículos es de las medidas de que están regulada por las diversas normativas existentes tanto a nivel nacional como europeo. Por norma general los niños menores de cierta edad deben ir en sillas homologadas, aunque sí que es cierto que existen algunas excepciones que permiten que puedan viajar sin dicha sillita en circunstancias específicas. Repasamos la normativa vigente en España y las excepciones que contempla, para que quede claro cuándo y por qué los niños pueden estar exentos de utilizar un sistema de retención infantil (SRI).
La Dirección General de Tráfico (DGT) establece que, de forma obligatoria, todos los niños con una edad inferior a 12 años y estatura inferior a 135 cm deben viajar en el coche utilizando un sistema de retención infantil homologado. Esta medida busca proteger a los menores de las graves consecuencias de un accidente de tráfico, dado que los cinturones de seguridad convencionales no están diseñados para su complexión física.
No obstante, aunque la normativa fija el límite en los 135 cm, se recomienda que el uso de la sillita se prolongue hasta los 150 cm, ya que esta es la altura mínima en la que los cinturones de seguridad para adultos suelen ser completamente efectivos para proteger a los menores.
La falta de instalación o el uso inadecuado de estos dispositivos puede resultar en una infracción grave, lo que conlleva una multa de 200 euros y la pérdida de 4 puntos del carné de conducir.
Una de las excepciones más conocidas a esta regla es la que se aplica en el caso de los taxis. Según el Reglamento General de Circulación (artículo 119), los menores cuya estatura no alcance los 135 cm pueden viajar en taxis sin un sistema de retención infantil siempre que ocupen un asiento trasero y se encuentren dentro de un entorno urbano. Es decir, si el taxi circula por vías urbanas, no es necesario que el menor utilice una sillita.
Es importante destacar que esta exención no se aplica en autopistas, autovías o carreteras convencionales. En estas situaciones, los niños menores de 135 cm deben utilizar una sillita homologada, incluso aunque vayan en taxi.
La lógica detrás de esta excepción se basa en la naturaleza impredecible de los desplazamientos en taxi, en los que el vehículo podría no disponer de una sillita infantil en el momento de tomar el servicio. Sin embargo, siempre se recomienda que los padres lleven su propio sistema de retención si es posible.
En coches privados, la normativa es mucho más estricta. Sin embargo, existe una situación en la que los niños podrían viajar sin sillita en un vehículo particular: cuando todos los asientos traseros ya están ocupados por otros menores utilizando sistemas de retención. En este caso, un niño menor de 12 años, pero más alto de 135 cm podría sentarse en el asiento delantero del vehículo utilizando el cinturón de seguridad convencional.
Esta excepción se da, por ejemplo, en familias con múltiples hijos, donde el número de niños supera las plazas disponibles en la parte trasera del vehículo. No obstante, es esencial que el niño que ocupe el asiento delantero cumpla con las condiciones mínimas de altura, y que el asiento esté correctamente ajustado para garantizar su seguridad.
Además de los taxis y el caso específico del coche particular mencionado anteriormente, existen otras situaciones excepcionales, aunque menos comunes, en las que los niños pueden estar exentos de usar una sillita infantil. Por ejemplo, en aquellas circunstancias donde el uso de una sillita infantil pueda poner en riesgo la salud o bienestar del niño debido a una condición médica, se puede solicitar un certificado médico que exima a los padres de la obligación de utilizar estos sistemas de retención. El certificado debe estar validado por la autoridad competente y ser presentado a los agentes de tráfico en caso de ser requerido.
Aunque las normativas sobre el uso de sillitas infantiles en vehículos son estrictas y claras, existen excepciones que permiten que los niños puedan viajar sin ellas en determinadas circunstancias. Los padres y tutores deben estar plenamente informados de estas excepciones, pero siempre priorizando la seguridad de los más pequeños. Cumplir con las normas no solo evita sanciones, sino que garantiza una mayor protección ante cualquier eventualidad en la carretera.