Marina, la joven de 27 años desaparecida el pasado 16 de agosto en Sonseca, Toledo, lleva 20 días en paradero desconocido. Su desaparición lleva publicada desde el 21 de agosto, día en el que se interpuso la denuncia. Su madre pudo contactar con ella por última vez por WhatsApp, cinco días antes de poner la denuncia.
La chica, de complexión delgada, pelo oscuro, ojos marrones y con un piercing en la nariz, habló por última vez con su madre a través de mensajes para saber cuál era el estado de salud de su madre, ya que se encontraba resfriada en ese momento. Marina vivía con su supuesta pareja y los padres de él en Sonseca.
La madre de la desaparecida ha explicado que los padres de él solo le dicen que vaya a recoger sus cosas, que se han ido sin decir a dónde. “No me quieren dar más pistas”, cuenta.
La joven se fue sin la ropa, el móvil y dos perros de quienes no se separaba nunca, afirma su madre. “Esto es lo que más me chocó, sobre todo, porque no se separaba de una de sus perras ni para dormir”, añade.
El padre de Marina, a pesar de no tener relación con ella, afirma no saber donde está la joven. Su madre ha explicado que en el pueblo es muy conocida por la gente. Trabajó en varias residencias de ancianos. “Es una niña muy expresiva y encantadora. Se gana a los ancianos y la quieren mucho”.
Marina padecía depresión, una enfermedad de la cual estaba siendo medicada desde la pandemia, momento en el que sus dos abuelos materos fallecieron. Llevaba desde mayo viviendo con el chico que es actualmente su pareja. A su madre no le pareció bien e intentó advertírselo a la joven, sin éxito.
La policía sigue investigando sobre cuál puede ser el paradero de la joven, pero por ahora no se sabe nada. Maricarmen, su madre, se ha tenido que coger la baja en su trabajo por la ansiedad que le está generando el no saber nada de su hija día tras día.
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