Cuando un matrimonio de Jerez de la Frontera decidió rescindir su contrato de alquiler y mudarse a Las Palmas tras haber encontrado trabajo para ambos, nadie podía imaginar que iban a ser víctimas de una gran estafa. Al llegar a la isla con sus cuatro hijos, el supuesto apartamento que habían alquilado para vivir durante una estancia temporal de al menos 3 meses no estaba disponible. El arrendatario - con el que nunca hablaron por teléfono, sino por mensaje - les dijo que "lo acaba de pintar" y que "debían pasar la primera noche en un velero que él mismo tenía amarrado en el Muelle Deportivo y que también se ofertaba", tal y como relata el abogado familiar, Alexis Bethencourt.
A partir de ahí, todo fueron excusas: "Nos decía que se había ido a la montaña, que no estaba disponible para darnos el piso... y después nos enteramos que no era el dueño de los inmuebles, sino un inquilino que los estaba arrendando de forma ilegal", dice Shirley Fernanda, la madre afectada, en una entrevista para Informativos Telecinco web.
Al principio, ni ella ni su marido fueron conscientes del mal estado en el que estaba el "velero" al que se vieron abocados. Pero, ahora que han llegado las conocidas y peligrosas mareas del Pino, un fenómeno de grandes olas producidas por el mar de fondo, temen por la seguridad de sus vidas:
"Como estar en un barco era una novedad, no nos dimos cuento de lo ruinoso que está. Pero, cuando empezaron las lluvias, vimos que el agua se colaba por las goteras, que el techo estaba hundido y que también se colaba por la quilla, por lo que se está hundiendo ya. Se nos ha empapado el colchón que tenemos en el interior y tenemos que sacar el agua con cubos", ha insistido esta mujer, desesperada por recibir alguna ayuda por parte de las autoridades.
Su insostenible situación dura ya 3 meses en los que, además, ambos progenitores han perdido los trabajos por los que se mudaron a Las Palmas. La verdadera propietaria se enteró de lo que su inquilino había hecho y, en vez de colaborar, le "retiró a la familia - que se había negado a seguir pagando - la tarjeta de entrada y salida del puerto deportivo", por lo que tanto Francisco como Shirley empezaron a llegar tarde a sus empleos.
"Como no podemos abrir las barreras, tenemos que esperar a que alguien entre o salga del puerto. Y lo peor no es sólo que hayamos perdido los trabajos; es que los baños están fuera del recinto y mis hijos tienen que esperar a que alguien entre o salga para hacer sus necesidades. Sufro solo de verlos", lamenta la madre afectada, y apunta que, a la hora de que los menores vayan al colegio, tendrán exactamente el mismo problema.
Su abogado ha presentado el caso en los juzgados y alerta de la "falta de interés de los servicios sociales" ante el problema vital de esta familia. "Han estado soportando hasta 40 grados de temperatura dentro del navío y ahora se enfrentan a las mareas. Además de al hecho de que la propia Marina, al no pagarse ya el amarre del barco, lo quiso retirar el otro día mientras la hija menor estaba dentro", cuenta el letrado. Él mismo está moviendo cielo y tierra para que Francisco, Shirley Fernanda y sus hijos tengan al menos "un albergue social" en el que vivir con seguridad, sin que todavía hayan obtenido una respuesta positiva de las autoridades pertinentes.
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