La cantidad de tiempo que los jóvenes pasan enganchados a los móviles llega a una media de casi tres horas al día. La mayoría lo dedican a las redes sociales, pero lo que sorprende especialmente es por qué y para qué lo hacen.
Según un estudio de la Universidad de Navarra, los jóvenes y los adolescentes utilizan el móvil sobre todo para comunicarse, peor, en gran medida, también para evadir pensamientos incómodos.
Concretamente, el estudio defiende que existe una relación entre el uso del teléfono móvil y la salud mental. La clave para llegar a esa conclusión es responder a esa pregunta: ¿Para qué usan los jóvenes sus teléfonos?
Ahí reside el problema. Casi la mitad de ellos, según los datos recabados en una encuesta, se vuelca en las redes sociales para evitar pensamientos incómodos; un bucle del que es muy difícil salir porque "el malestar aumenta el uso y el uso aumenta el malestar".
Por esta razón, la clave que dan es guardar más el teléfono en los bolsillos y mirar más cara a cara a familiares y amigos.
El estudio, del grupo ‘Jóvenes en transición’ del Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra, ha sido publicado en ‘Journal of Social and Personal Relationships’ bajo el título en inglés ‘Social media and mental health: The role of interpersonal relationships and social media use motivations, in a nationally representative, longitudinal sample of Spanish emerging adults’.
En él, tal como reza un comunicado de la Universidad de Navarra, los investigadores han buscado comprender mejor la relación entre el uso del móvil y la salud mental.
“Históricamente nos hemos fijado en cuánto tiempo pasan ahí los jóvenes, pero la relación es mucho más compleja y hay que tener en cuenta para qué se usa. Hay una bidireccionalidad de los efectos: el malestar aumenta el uso y el uso, el malestar”, detalla la investigadora Cecilia Serrano en la información de la Universidad de Navarra.
Para sus conclusiones, han analizado jóvenes de entre 18 y 24 años, con una muestra longitudinal representativa a nivel nacional, en la que 1.684 personas han participado en tres olas entre 2020 a 2022. Así, han contabilizado 3.600 observaciones persona-año, y el proyecto continuará hasta analizar datos relativos a una tercera ola de encuestados.
Entre las cuestiones formuladas, se les preguntó a los participantes no solo por cuánto tiempo dedicaban a sus redes sociales, sino también con qué objetivo, ya fuese comunicarse con otras personas, conocer qué están haciendo o por evasión de sus preocupaciones.
A ese respecto, refiere la Universidad de Navarra, en el estudió “se aplicó una medida estandarizada para advertir síntomas (no un diagnóstico clínico) de depresión y ansiedad, al tiempo en el que los encuestados también puntuaron sobre el nivel de satisfacción sobre sus relaciones familiares y de amistad, indicando también su estado ocupacional.
Con todo ello, los resultados mostraron que los jóvenes dedican, exactamente, 167 minutos al día al teléfono móvil: el 83% para comunicarse; el 44% para evadir pensamientos incómodos y el 40% para ver qué hacen sus contactos.
Respecto a la calidad de las relaciones, un 85% aseguró que se sentía bastante o muy satisfecho con su familia y el 88% que estaba bastante o muy satisfecho con sus amigos.
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