La situación actual de la infancia en el entorno digital es un tema complejo que tiene múltiples lecturas. La tecnología ofrece a los niños y niñas numerosas oportunidades para aprender, comunicarse y divertirse, pero también plantea numerosos retos y riesgos. Y es en ese escenario hay que darle bienvenida a aspectos positivos como el acceso a la información, una mejor comunicación, el desarrollo de nuevas habilidades o incluso la posibilidad de un aprendizaje personalizado. Sin embargo, hay que tratar riesgos como el acceso a contenido inapropiado, el ciberacoso, la adicción a los dispositivos digitales, la falta de privacidad y el sedentarismo.
Según la UNICEF, el panorama es preocupante, o al menos eso es lo que muestran algunos datos que esta organización ofrece: “Se recopilan de media 72 millones de datos sobre una persona antes de que esta tenga 13 años; el 61 % de los niños y niñas de 8 a 12 años han sido contactados por desconocidos mientras jugaban a un juego online; el 29 % de ellos y ellas dan sus datos personales a las personas que conocen online; el uso del móvil en los más pequeños provoca ansiedad, falta de sueño y dificultades de concentración;y el 58 % de las niñas y adolescentes han sufrido acoso online”.
Sin duda se trata de cifras alarmantes que han puesto en guardia a los gobiernos de casi todo el mundo. Tanto es así que a la Convención sobre los Derechos del Niño se le añadió la Observación General Nº 25, en la que se recogen los derechos de la infancia en el entorno digital.
¿Qué contempla esta Observación?
Tal y como explica la UNICEF, hay una serie de puntos clave para garantizar el ejercicio de los derechos de la infancia en el entorno digital. Los más importantes son los siguientes:
Deben protegerse sus derechos también en el entorno digital, no solo en el entorno físico.
Se deben desarrollar normas y regulación que tengan como objetivo promover esos derechos.
Es necesario que todos los actores implicados no solo conozcan estas normas sino que también las apliquen –desde gobiernos, hasta empresas, familias, educadores y los propios niños y adolescentes–.
Otro de los puntos clave es escuchar a los menores ante cualquier problema que se encuentren en el ciberespacio.
A esto se añade la necesidad de que existan mecanismos de regulación y control cuando se produce alguna vulneración de los derechos de niños y adolescentes en el ámbito online.
Finalmente, es muy importante que los menores estén informados adecuadamente sobre las medidas que toman las autoridades para garantizar sus derechos en el entorno digital.
Los principios del Ministerio de Educación
En España, el cumplimiento de los derechos de la infancia en el entorno digital también se tiene muy en cuenta y es fundamental para el Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes. De hecho, resalta especialmente cuatro principios:
La no discriminación. El estado debe asegurar que los niños “tienen un acceso equitativo y efectivo al entorno digital de manera beneficiosa para ellos, a través de medidas que eviten la exclusión digital y que prevengan la discriminación de cualquier tipo”.
El interés superior del niño. Otro aspecto esencial es que el interés del niño está por encima de los demás, es decir, se tiene en una mayor consideración.
Derecho a la vida, a la supervivencia y al desarrollo. Dado que el entorno digital ofrece oportunidades y experiencias que pueden ser cruciales para el desarrollo de los niños, es necesaria la adopción de medidas encaminadas a protegerlos contra el riesgo y la amenaza de contenidos y conductas que pudieran poner en peligro sus vidas o afectarlas negativamente.
Respeto a las opiniones del niño. Finalmente, el estado ha de garantizar que la voz de los niños se escuche en los entornos digitales. Por eso es clave asegurarse de que los medios digitales y los proveedores de servicios digitales colaboren activamente con los menores de cara a salvaguardar los derechos y darles la oportunidad de expresar sus opiniones para que sean tenidas en cuenta.