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El 22 de agosto de 2016 la desaparición de Diana Quer, en A Pobra do Caramiñal, desató una búsqueda que terminó más de un año después con el hallazgo de su cadáver, víctima de un "depredador sexual". Ocho años después su padre ha escrito un emotivo mensaje recordándola y reivindicando el endurecimiento de las penas para los agresores sexuales reincidentes.
La joven madrileña, que se encontraba veraneando en el pequeño pueblo de A Coruña, desapareció la madrugada del 22 de agosto de 2016. Su padre, Juan Carlos Quer, desde su cuenta en X ha hablado sobre la pérdida de Diana, que tenía 18 años cuando fue asesinada y violada por José Enrique Abuín, alias ‘el Chicle’.
"Hace ya 8 años que mi hija Diana Quer no pudo regresar a casa. Un depredador sexual reincidente la violó y asesinó. Este sujeto acumula ya tres penas de prisión por agresión sexual. Causó ya demasiado daño y dolor. Lucharé para que no sume más víctimas.
Besos al cielo, Diana".
La noche de su desaparición Diana, que pasaba unos días de vacaciones con su madre desapareció cuando regresaba de las fiestas del pueblo, apenas a un kilómetro de distancia del chalet donde veraneaba. A las 8.30 su madre denunciaba su desaparición ante la Guardia Civil. Sus amigas relataron que se habían despedido de ella a las 2.30 de la madrugada.
José Enrique Abuín, alias ‘El Chicle’, estuvo siempre en la mira de los investigadores, pero en un primer momento su mujer lo encubrió hasta que finalmente se produjo su arresto, a raíz de que el depredador sexual intentara secuestrar a una joven de Boiro en las Navidades del 2017.
El 29 de diciembre, un año y cuatro meses después de la desaparición de Diana, la Guardia Civil detiene a dos vecinos de Rianxo. Se trata de José Enrique Abuín Gey y su esposa Rosario Rodríguez. Ella le había servido de coartada la noche de la desaparición de Diana, pero en el primer interrogatorio se desdijo.
El cuerpo de Diana Quer fue hallado la madrugada del 31 de diciembre del 2017 en un pozo de una antigua fábrica abandonada situada en la parroquia de Asados, sumergido a más de ocho metros de profundidad, con dos bloques y con una brida enredada en el pelo.
José Enrique Abuín fue finalmente condenado a la pena de prisión permanente revisable.
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