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El joven de 20 años, autor confeso del crimen de Mateo, en Mocejón, tendrá que enfrentarse a la Justicia. A pesar de que ahora se abre un camino de investigación antes de llegar a un tribunal, el panorama del arrestado si es acusado de asesinato podría ser el más estricto. Informan Elsa Ascaso, J. Serrano, C. de las Muelas y X. Ramia.
La condena por asesinato sería de 25 años de cárcel, según el Código Penal, que incorpora una extensión de la pena a prisión permanente revisable si existen agravantes como en este caso en el que la víctima es un menor, especialmente vulnerable.
La ley, además contempla para los acusados los posibles atenuantes, que podrían favorecer al asesino de Mateo y que su defensa podría esgrimir para rebajar la petición de condena. Uno de estos atenuantes podría ser una enfermedad de salud mental o el consumo de sustancias, como drogas y alcohol.
El padre ha asegurado a los medios, que su hijo tiene una discapacidad psíquica del 70%, un punto clave que podría ser determinante en caso de que el joven sea acusado de asesinato.
Durante el interrogatorio, se ha filtrado que el asesino admitió los hechos pero se exculpó asegurando que lo hizo "mi otro yo, ha sido mi copia". Por lo que con estos datos, la enfermedad mental podría ser la vía elegida ante la justicia, aunque para acogerse a esta atenuante un peritaje de expertos tendrá que demostrar su incapacidad.
El entorno del detenido ha insistido en este hecho. Un presunto trastorno de personalidad que deberán valorar los peritos para determinar hasta qué punto hubo premeditación y fue consciente de todo lo que hizo.
Según los expertos, si en el momento de los hechos el detenido hubiese sido consciente y sabedor de lo ilícito de su conducta, sí que sería plenamente responsable del presunto crimen.
El diagnóstico del detenido puede repercutir durante el proceso judicial atenuando su condena o, incluso, eximiéndole de los hechos.
También se evaluará el hecho de estar medicado o si, en el momento del presunto asesinato, estaba tomando los fármacos o no.
En su contra juega el modus operandi del crimen como haber utilizado un hueco en la valla del polideportivo de Mocejón que solo es conocido por los habitantes del pueblo toledano y la ocultación del arma con la que presuntamente cometió el asesinado del joven Mateo.
El crimen del niño de 11 años ha mantenido conmocionado al pueblo toledano desde este domingo cuando el pequeño fue apuñalado una decena de veces por un encapuchado, que las cámaras de videovigilancia permitieron identificar.
La Guardia Civil irrumpía 24 horas después en la casa de su padre y arrestaba a su hijo mayor, que pasaba el verano con él, porque residen en Madrid con su madre.
La Guardia Civil ha llevado a cabo un registro en la vivienda del padre del detenido y otro en el de la abuela, donde el joven relató haber vuelto para cambiarse de ropa y ducharse.
La delegada del Gobierno en Castilla-La Mancha, Milagros Tolón, ha informado de estos registros, recordando que la investigación está bajo secreto de sumario.
El presunto asesino ha relatado que lanzó el cuchillo del crimen a una acequia a 700 metros. La Guardia Civil, desde entonces, está buscándolo.
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