El autor del último asesinato machista en España ya ha sido trasladado a Valladolid y se espera que mañana pase a disposición judicial. El asesino confeso de Mónica, su pareja, consiguió huir a Vigo tras acabar con su vida y prender fuego a su casa. Allí, en la localidad gallega, fue detenido y confesó el crimen, que también reveló en una breve llamada a su hermano tras los hechos.
Todo ocurrió en el barrio vallisoletano de Los Pajaritos, cuando el pasado lunes, a alrededor de las 8:20 horas, se requirió la presencia de los bomberos para sofocar un incendio en una vivienda de la calle Sisón de Valladolid, donde se desplazaron también efectivos de la Policía Nacional y Municipal.
Fue durante las tareas de extinción cuando los bomberos localizaron el cadáver de una mujer, de 49 años, que "estaba parcialmente quemada y que tenía signos evidentes de violencia ajena al incendio", según explicaba el subdelegado del Gobierno en Valladolid, Jacinto Canales.
La víctima presentaba distintas heridas producidas por un cuchillo que fue hallado aún clavado en su cuerpo, y fue entonces cuando se iniciaron las pesquisas pertinentes para investigar los hechos.
Desde esa mañana del lunes, los efectivos policiales comenzaron la búsqueda del ya detenido, que cuenta con historial psiquiátrico y antecedentes por delito de atentado a la autoridad, según fuentes del caso citadas por Europa Press.
La investigación les llevó hasta Vigo, donde había huido tras perpetrar el crimen. Se produjo al detectar un coche mal estacionado en la Avenida de Beiramar de la ciudad gallega, a la altura del mercado de O Berbés.
Los agentes locales comprobaron la matrícula del vehículo y fue así como se percataron de que había una orden sobre el mismo emitida por la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) para identificar a su conductor.
Al no estar en las inmediaciones el varón, se utilizaron las cámaras de la Autoridad Portuaria para hacer un seguimiento de los pasos del hombre, donde se pudo ver que vestía una camiseta morada, un pantalón corto, zapatillas naranjas y una gorra blanca. Fue así como lo localizaron. El asesino confeso había entrado en una cafetería a unos dos kilómetros del lugar donde dejó el automóvil y poco después lo encontraron llorando en un local cercano a la iglesia de Bouzas, "muy nervioso y agitado".
El detenido llevaba consigo la cartera de su mujer con la documentación y, además, presentaba arañazos en ambos brazos.
Ya ante los agentes y de forma espontánea, afirmó que "se encontraba muy mal" y confesó lo ocurrido. "He hecho algo muy malo. He matado a mi mujer con un cuchillo", señaló en los instantes previos a ser detenido y trasladado a la Comisaría de Vigo para, posteriormente, efectuar su traslado a Valladolid.
Del mismo modo, según recoge El Norte de Castilla, el detenido llegó a efectuar una llamada a su hermano a primera hora de la mañana del lunes, día en el que se produjo el avisó por el incendio en casa de la víctima. En ella, le habría confesado lo que acababa de hacer: “He matado a Moni”, le dijo, aunque el receptor, según señala el citado medio, no llegó a darle importancia al haberle escuchado en más de una ocasión usar expresiones sobre ‘matar a este o al otro’.
Ahora, la tragedia sacude a todos en Valladolid, donde hoy está convocada una concentración de repulsa por el asesinato.
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