Un informe reciente publicado en 'Nature Medicine' asegura que el calor provocó más de 47.000 muertes en Europa solo el año pasado. España estaría en la cuarta posición en cuanto a tasa de mortalidad por las altas temperaturas, algo que preocupa. De hecho, un golpe de calor ha sido la causa principal del deceso de un varón esta jornada en Madrid. El fallecido sufría patologías previas, que pudieron agravar el cuadro de hipertermia. Para entender a qué riesgos está expuesta la población, Informativos Telecinco ha consultado a Almudena Crespo, jefa de guardia del SUMMA 112.
Son muchos ciudadanos los que se preguntan qué patologías nos hacen más vulnerables ante las altas temperaturas: "Hay muchísimas patologías que pueden complicar una adaptación al calor. Sobre todo, patología cardiovascular, patología respiratoria como pueden ser los EPOC, patología neurológica (pacientes con demencia, con alzheimer o Párkinson), así como otras enfermedades crónicas como puede ser la diabetes, como puede ser la hipertensión o la obesidad mórbida. En general, cualquier patología nos puede complicar la adaptación al calor", explica Crespo.
¿Con estas temperaturas, quién tiene que tener más precaución? "Con estas temperaturas, aparte del tipo de pacientes que hemos comentado con patologías, son pacientes que tienen que tomar mucha precaución los gestantes y los menores de cuatro años, y luego ya los mayores de 65 años. A esto hay que añadir también pacientes que tienen problemas de movilidad, pacientes que tienen dependencia, con deterioro cognitivo... En general, todos esos con un poquito más de interés. Pero todos tenemos que tener muchísma precaución, porque todos podemos en un momento dado adaptarnos peor a las temperaturas altas y sufrir un golpe de calor", detalla la sanitaria de la Comunidad de Madrid.
¿Qué gestos y recomendaciones pueden ayudar? "Lo más importante ante las olas de calor es la prevención. Es importante no salir en las horas centrales del día si no es necesario. Permanecer en casa, en un lugar fresco, en una zona donde encontremos mayor frescor y, sobre todo, hidratarnos mucho. Hay que beber agua aunque no tengamos sensación de sed. Plantearlo de forma rutinaria a lo largo del día porque muchas enfermedades hacen que la sensación de sed no exista. Tenemos que evitar bebidas azucaradas, alcohólicas o con mucha cafeína porque favorece la deshidratación. Y luego una alimentación que sea bastante ligera para sentirnos más cómodos. Si tenemos que salir, hay que utilizar ropas claras, que sean de algodon y siempre protegernos e ir por zonas que tengan sombra. Utilizar también sombreros y gorros para evitar exposiciones al calor", sentencia Crespo.
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