¿Cómo murió Jay Slater?: de la hipótesis de la caída accidental a las incógnitas sobre su última noche

El trágico final de Jay Slater, el joven británico de 19 años que desapareció en Tenerife el pasado 17 de junio y cuyo cadáver fue localizado el lunes 15 de este mes, –29 días después–, todavía arroja diversas incógnitas relativas a las circunstancias exactas en que se produjo su muerte.

En una actualización del caso verdaderamente devastadora para la familia, eran los agentes de la Guardia Civil pertenecientes al Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (GREIM) los que localizaban su cuerpo sin vida en una zona rocosa de Masca, municipio de Buenavista del Norte, a aproximadamente unos 20 minutos del último punto en el que había dado señales de vida aquel aciago 17 de junio.

Su cuerpo se hallaba en una zona escarpada, de orografía compleja y difícil acceso. Tras llegar hasta él, sería el análisis de las huellas dactilares el que permitiría a las autoridades españolas confirmar todos los presagios: el joven hallado muerto era Jay Slater, tal como informaba el gabinete de comunicación del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC).

¿Cómo murió Jay Slater?: la hipótesis de la caída accidental

Según apuntaban, su muerte se debió a un politraumatismo compatible con caída en zona rocosa, siendo la principal hipótesis de lo ocurrido una “caída accidental”.

En una zona tan compleja, donde cualquier paso en falso puede ser fatal, Jay pudo haber fallecido precipitándose. Aquel día, como había expresado a sus amigos en una videollamada que constituye la última señal de vida que les dio aquel 17 de junio, a aproximadamente las 8:00 horas, se encontraba desorientado, sediento y con 1% de batería en el móvil, tratando de regresar desde Masca a Los Cristianos, donde se alojaba con los amigos.

La noche previa a los hechos, el británico había estado de fiesta con ellos, en la ‘New Rave Generation’ que se celebró en el club Papagayo de la Playa de las Américas. No obstante, pese a llegar con sus amigos al lugar, se marchó por separado con otras dos personas con las que se juntó allí: dos británicos, –uno de ellos con una condena previa por narcotráfico–, con los que se fue de madrugada a un alojamiento de alquiler en Masca.

Fue ya por la mañana cuando, tras salir de allí, llamó a sus amigos informándoles de que había perdido la guagua a Los Cristianos y supuestamente iba a iniciar un camino andando, pese a que la distancia a pie hasta el lugar es de 11 horas. ¿Fue así realmente?

Lo último que se supo de él es que su móvil se apagó a alrededor de las 8:50 horas y su ubicación se situaba en el parque rural de Teno, donde se emplaza Masca.

En este contexto, si Jay Slater comenzó a andar y no se encontraba en plenas facultades, un resbalón, un tropiezo o cualquier despiste podría ser compatible con la hipótesis de la caída accidental. Sin embargo, serán los resultados de la investigación oficial, que tardarán más tiempo en conocerse, los que deban arrojar luz a este respecto.

El Rolex robado y una llamada de teléfono que nunca devolvió

Otra incógnita que permanece en el aire es que sucedió con el reloj de lujo que presuntamente robó y quería vender.

Concretamente, en el trayecto que Jay Slater realizó desde la rave de la Playa de las Américas al alojamiento en Masca con el que se fue junto a dos hombres, el británico supuestamente realizó varias publicaciones en la red social Snapchat. En una de ellas, habría admitido ante sus amigos que robó un reloj Rolex valorado en 12.000 libras, unos 14.000 euros al cambio, y que quería venderlo.

Así lo apuntó en su momento Mark Williams-Thomas, el exdetective que trabajó en el caso de Madeleine McCann y que participaba en la búsqueda del joven, apoyando a la familia.

El experto, que recientemente ha señalado en sus redes que compartirá más información sobre teorías conspiratorias e imprecisiones alrededor del caso, llegó a afirmar que Jay Slater se marchó de aquel apartamento de alquilar de Masca “asustado” y que no quiso regresar pese a que estaba sediento y apenas sin batería en el móvil.

En los minutos después, y tras la videollamada a sus amigos, se cree que sucedió todo. A ellos les dijo, en los últimos instantes, que tenía que colgarles temporalmente porque esperaba una llamada, pero que después volvería a establecer contacto; algo que no ocurrió.

Respecto al Rolex, específicamente, las autoridades españolas han evitado dar mayores detalles hasta el momento, subrayando que toda la información que debían dar ya ha sido transmitida, como recoge el medio Daily Post poniendo el foco en todas las especulaciones que surgieron alrededor de este detalle.

Las extorsiones durante la búsqueda

Más allá, durante toda la búsqueda del joven británico en Tenerife, la familia, que hoy permanece completamente devastada tras el triste final del oriundo de Lancashire, denunció en varias ocasiones las informaciones falsas que boicoteaban el trabajo para encontrarlo.

Concretamente, el propio Mark Williams contó que durante la búsqueda habían llegado tanto pistas falsas como amenazas y hasta vídeos en los que hubo quien aseguraba que tenía a Jay Slater.

Tenemos a su hijo”, llegaban a señalarle a Debbie Duncan, madre del joven, en un vídeo en el que ahondaban en el desconsuelo y la angustia de la familia.

“Hay dos vídeos de personas distintas, supuestamente Jay, siendo golpeadas. Uno de ellos contiene las palabras ‘tenemos a tu hijo’, creado por alguien que quería dar la impresión de que tenían a Jay de rehén”, apuntaba el exdetective, en declaraciones recogidas por distintos medios, como Birmingham Mail.

“En cuestión de horas ya habíamos comprobados que esos vídeos no eran de Jay”, señaló, recalcando, no obstante, que también hubo otras personas que se pusieron en contacto para decirles que tenían pistas sobre el joven y que darían información “a cambio de una suma de dinero”, algo que no hizo sino boicotear y ralentizar la búsqueda, como han denunciado.

Las dudas sobre terceras personas

Con todo esto en cuenta, todas esas informaciones falsas, sumadas a los datos conocidos, no hicieron sino incrementar la agonía de la familia y alimentar sus temores. Además, el hecho de que, en la última noche en la que se supo de él, Jay Slater se marchase con dos hombres distintos a sus amigos, siendo uno de ellos identificado como Ayub Qassim, –un condenado a nueve años de prisión en 2015 por tráfico de drogas–, no ayudó a reducir la desesperación, el temor y los nervios.

Todo apesta”, llegaba a declarar Warren Slater, padre del entonces desaparecido, mostrando además su enfado por el modo en que se estaba desarrollando la investigación. “Uno no desaparece así como así”, subrayaba entonces, incidiendo en que su suposición era que esos dos hombres podían tener la clave para encontrarlo.

“Lo he dicho desde el día uno: pregunta a ambos y empieza desde ahí”, señaló, sin descartar la implicación de éstos en el caso, aumentando las sospechas sobre terceras personas.

Sobre todo ello también tendrá que precisar la investigación en curso qué es, exactamente, lo que sucedió con Jay Slater y cómo murió exactamente en Masca.

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