Una encuesta desmiente los bulos sobre la inmigración: ni nos quitan el trabajo ni acaparan las ayudas sociales
Los encuestados creen que hay muchos más inmigrantes de los que han llegado realmente a nuestro país
Otro bulo que se desmiente es que solo un 11 por ciento de la población inmigrante accede a ayudas sociales
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La inmigración y las políticas sociales para su atención e integración se han convertido en el principal campo de batalla entre los partidos de izquierda y derecha. Las redes sociales están llenas de mensajes sobre los peligros de la inmigración y el coste que supone para las arcas públicas. Bulos e informaciones falsas basadas más en percepciones que en datos reales. Ahora, un estudio de la Fundación Iseak, apunta en esta dirección al constatar lo mal informados que estamos sobre las consecuencias de la inmigración en España
Según el estudio ‘¿De dónde proviene el sentimiento antiinmigración en España?’ elaborado por los profesores David Martínez de Lafuente, Odra Quesada y Sara de la Rica, “la población nativa tiende a sobrestimar la proporción de inmigrantes, su nivel de desempleo y la cantidad de ayudas públicas que perciben”, lo que les lleva a “percibir la inmigración como una amenaza en términos laborales, fiscales o culturales” provocando “un menor apoyo a políticas de atracción e integración”.
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Una información veraz aumenta el apoyo a la integración de los inmigrantes
El estudio muestra que, si bien “la información cualitativa sobre la ausencia de efectos adversos de la inmigración en el mercado laboral no parece aumentar el apoyo a las políticas de integración de los inmigrantes” por el contrario “la información cuantitativa sobre el consumo de servicios públicos por parte de los inmigrantes aumenta el apoyo a la integración de los inmigrantes a través de políticas redistributivas”
Los expertos creen que los “resultados son relevantes tanto para la formulación de políticas públicas destinadas a integrar efectivamente a la inmigración como para promover aquellas cuyo objetivo sea combatir la desinformación sobre la inmigración”.
Entre las conclusiones más destacadas de este estudio, sus autores señalan:
- La población nativa tiende a sobreestimar los efectos negativos que percibe de la llegada de inmigración sobre el mercado laboral, el Estado del bienestar, la cultura y la seguridad.
- Son las personas con un mayor nivel educativo y aquellas que se identifican más con ideología de izquierda las que, en general, se sienten menos amenazadas por la llegada de inmigración.
- Los sesgos —o percepciones erróneas— sobre la inmigración, así como los sentimientos de amenaza se relacionan con un menor apoyo a la entrada de inmigración.
- Recibir una información veraz sobre la inmigración aumenta el apoyo a políticas redistributivas que son por otra parte las que menor apoyo reciben de la ciudadanía.
- La desinformación es un claro determinante de las actitudes antiinmigración que dificulta la efectividad de las políticas integradoras.
La sociedad española percibe un mayor número de inmigrantes de los que realmente hay en el país
Prueba del nivel de desinformación sobre la inmigración, los encuestados respondieron a preguntas sobre las implicaciones de este fenómeno que en todas las ocasiones estaban alejadas de los datos reales.
Así, a la pregunta de ¿qué parte de la población española es inmigrante? Los encuestado señalaron que un 28 por ciento, cuando el dato real es solo del 16 %.
También se preguntó sobre ¿Cuántos inmigrantes están en paro? Siendo la respuesta de un 40 por ciento cuando el dato real es solo del 16 de los inmigrantes.
Finalmente, una de las cuestiones que más bulos y debates genera es el de las ayudas sociales. Preguntados sobre ¿cuántos perciben ayudas sociales? La respuesta rondaba o superaba el cincuenta por ciento. Una cantidad muy alejada de la realidad ya que solo un 11 por ciento de los inmigrantes acceden a este tipo de ayudas.
Otro de los aspectos interesantes de esta encuesta es que, desde una perspectiva laboral, tradicionalmente existe la percepción de que los inmigrantes compiten por puestos de trabajo con la población nativa, reduciendo así sus salarios y las posibilidades de encontrar empleo.
En España, alrededor de la mitad de la población piensa que la llegada de inmigración precariza el empleo y un 40 % percibe que su llegada disminuye los salarios de las personas nativas. Un temor que es más intenso en las poblaciones de rentas bajas o de derechas y menor en los hogares de renta alta —aquellos con ingresos netos mayores a 3.000 euros al mes—.
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