La acosadora de M. empezó su campaña de acoso y derribo cuando ambas tenían poco más de 7 años. Le tiraba vasos de agua en la comida, le arrojó un objeto a la cara y tuvieron que darle cuatro puntos... Al principio su familia intentó frenar la situación hablando con la familia de la niña, luego denunciaron el acoso en su centro escolar en Sevilla. Nada dio resultado y Lidia, su madre, ha tenido que denunciar la situación en los tribunales.
Las agresiones físicas han sido variadas en los últimos años. Una vez intentó clavarle un lápiz en el ojo, otra vez la tiró por las escaleras... Pero lo que más le duele a esta menor es cómo ha logrado aislarla y apartarla de todos sus amigos. Hace campañas para que a M. no la incluyan en los grupos de WhatsApp, la dejan sola en el patio y ella está destrozada.
Su madre cuenta preocupada que varias veces ha verbalizado "que si la vida era esto no quería vivirla".
El protocolo de acoso que se abrió en su caso se cerró "porque el inspector dijo que eran dimes y diretes". El centro no aceptó aportar muchas de las pruebas de lo ocurrido porque suceden fuera del horario lectivo, que es de 9 a 2 de la tarde.
Nadie ha hecho nada en este caso, ni para ayudar a la acosada ni tampoco a la acosadora, "que seguro también necesita ayuda", afirma Lidia. Y el problema se agrava ante esta inacción. Ha ocurrido en el caso de X, de 15 años, estudiante de un instituto de La Coruña. Su madre, Cruz Bravo, relata preocupada que ha intentado quitarse la vida debido al acoso que ha sufrido por parte de tres compañeros. "Lo tiraron por la escalera, le daban collejas...Pero nadie veía nunca nada", se lamenta. Cuando intentó hablar con la jefa de estudios la respuesta que recibió fue "son cosas de niños". Un grupo de alumnos se apiadó de él y colgó por todo el centro frases contra el acoso escolar.
Ambas familias reciben el apoyo de la Asociación NACE -No al Acoso Escolar (www.noalacoso.org). Su presidenta, Carmen Cabestany, denuncia que "ahora estamos viendo niños con 7 u 8 años que están sufriendo acoso escolar y otros que lo están practicando. Esto es alarmante, tenemos un montón de alarmas sonando y creo que no les estamos haciendo caso. Lo que más me preguntan los niños que vienen a la asociación es ¿por qué a mí? ¿Por qué me lo hacen? Yo no me he metido con ellos. Eso causa un sentimiento de desesperación pero también de frustración porque no me puedo defender, no puedo hacer nada y nadie me salva".
La asociación NACE está presente en toda España y ayuda a las familias y a sus hijos. Hacen hincapié en la importancia de visibilizar este problema que afecta al menos al 25 por ciento de los escolares españoles.
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