Las Quemadillas, Teo o el chalet de Pioz: cómo se vende una casa donde ha habido un asesinato
Once años después del asesinato de Asunta Basterra, el Correo Gallego informaba de la venta de la casa de Teo donde se cometió el crimen
Hablamos con la inmobiliaria 'Inmovelilla' de los retos que encuentran estas empresas a la hora de vender o alquilar este tipo de viviendas
Así es la casa de Teo de Rosario Porto: 5 habitaciones, 5 baños, piscina, pista de tenis y hasta su propio hórreo
Recientemente, el Correo Gallego informaba sobre la operación de venta que se había iniciado de la casa familiar de Montouto, en el municipio de Teo, donde tuvo lugar el asesinato de la joven Asunta Basterra. Poco después de la emisión de la serie que narra el crimen perpetrado por Rosario Porto y Alfonso Basterra, papeles interpretados por Candela Peña y Tristán Ulloa, la prensa gallega comunicaba que la finca de los Porto se habría vendido por menos de un tercio de su precio original.
Antes de que se cometiera el asesinato en el año 2013, Rosario ya había puesto en venta la propiedad, que por aquel entonces alcanzaba un valor estimado de un millón de euros. Sin embargo, la trágica muerte de Asunta, el suicido de su madre en la cárcel y los numerosos okupas que han dejado en "un estado ruinoso" tanto el interior como el exterior de la vivienda, han hecho que la finca se venda por entre unos 100.000 y 150.000 euros, según la misma fuente, en favor de la amiga y única heredera a la que reconoció Rosario.
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La dificultad para vender esta propiedad - que cuenta con 5 habitaciones, 5 baños, piscina, cancha de tenis y pista de pádel en una superficie de 10.000 metros cuadrados - ha llevado a Informativos Telecinco a preguntarse por las complicaciones que encuentran las inmobiliarias a la hora de gestionar la venta de viviendas donde ha habido sucesos traumáticos. Mucho más cuando estos son tan mediáticos como el Caso Asunta, los asesinatos de los niños Ruth y José o el crimen de Pioz. ¿Cómo vender La finca de Las Quemadillas en el que Bretón mató e incineró a sus dos hijos o el chalet de los tíos de Patrick Nogueira? El dueño de una inmobiliaria de Madrid nos da la respuesta:
"La inmobiliaria puede saber o no saber que en la vivienda que está ofertando ha tenido lugar un suceso trágico. Yo he vendido alguna casa que, hasta el momento de la firma, no sabía que había sido escenario de un suicidio. Los dueños, por ley, pueden decidir no contarlo, al igual que las empresas de compra-venta pero, en mi caso, de ser consciente, prefiero siempre decir la verdad. Al final, aunque se tarde más tiempo en conseguirlo o se rebaje el precio, las casas se venden", asegura Alberto Martínez, director de Inmovelilla.
Él fue uno de los comerciales que vendió uno de los pisos de Antonio Grilo, la calle maldita de Malasaña. La crónica negra localiza varios y espantosos crímenes en dicha dirección, en la que, en el año 1962 un hombre mató a toda su familia y mostró los cadáveres por el balcón porque "unas voces" así se lo habían pedido. Posteriormente, una mujer dio a luz y mató al bebé, envolviéndolo en varios paños y dejándolo a su suerte en el fondo de un cajón. ¿Cómo se vende una casa en un lugar con tan terrible reputación? "Pues aquella fue mi primera venta. Vendí un piso en el que un hombre se había ahorcado. Hay gente que, al saber este tipo de cosas, rechaza la vivienda inmediatamente, pero hay otra gente que no", afirma Alberto.
Hay gente que, al saber este tipo de cosas, rechaza la vivienda inmediatamente, pero hay otra gente que no
De hecho, hay compradores con ingresos medios que "aprovechan" este tipo de oportunidades, como los nuevos inquilinos del chalet de la calle Sauces de Pioz, en el que Patrick Nogueira asesinó a sangre fría a cuatro familiares. En el año 2018, un matrimonio alquiló la casa sin dudarlo, al ver la tremenda rebaja que el propietario se vio obligado a hacer para poder arrendarlo (lo bajó de 700 a 400 euros al mes). Esto es lo único que Alberto no comparte sobre las acciones inmobiliarias relacionadas con casas 'malditas': "Yo no rebajaría el precio. Al fin y al cabo, los dueños o los herederos de esas casas no tienen ninguna culpa de lo que allí ha pasado".
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