Dicen que el factor viaje y sorpresa combinan a la perfección y a eso le sumas que es una experiencia diferente. Atrás han quedado lo de organizar al milímetro cada viaje o expedición. Ahora lo que causa furor es improvisar.
Es una locura o toda una experiencia, como le quieran llamar a esta moda que cada vez se afianza más entre los viajeros actuales. El factor sorpresa gusta y entusiasma.
Para los perezosos es perfecto, solo hay que tomar una decisión, la fecha, bueno y hacer la maleta, del resto se encargan ellos.Muchos lo ven cómo una ventaja, porque además subrayan el punto de la comodidad de no tener que planificar el viaje. Solo hay que tomar una decisión: que es la fecha.
Del resto se encarga Drumwit , la agencia que organiza estos viajes para espíritus libres. Alex Juan Mehlert, su fundador habla de la sensación que despierta en sus clientes "la intriga a donde nos van a enviar".
"Es aleatorio y tenemos un equipo de reservas que son todas viajeras y viajeros y eligen el destino en función de los descartes, de las fechas y un poco de lo que quiere el cliente según los comentarios. 48 horas antes se desvela el destino", asegura el empresario.
Esta emocionante alternativa para viajar no va con todos: a los planificadores les inquieta y provoca ansiedad ignorar el destino, porque ante todo se necesita estar abierto a lo desconocido.
Ante todo hay que tener flexibilidad y disposición para aceptar la sorpresa. A veces, el destino se desvela dos días antes de partir y algunas agencias lo llevan al límite y prefieren aguantar incluso casi hasta el aeropuerto.
Hacer la maleta quizá plantee algunos problemas, pero Marc y Eva han probado esta manera de viajar y son su mejor publicidad.
El empresario que creó esta posibilidad de hacer turismo habla de datos: Cada semana viajan más de mil personas y en verano son más de dos mil".
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