El bailaor Rafael Amargo se enfrenta este viernes a la última jornada de su juicio en la Audiencia Provincial de Madrid, donde declara como como acusado de un delito contra la salud pública y de integrar un grupo que vendía droga desde su domicilio, algo ante lo que sigue insistiendo en su inocencia, mientras su defensa planteó la nulidad de las escuchas y los registros en los que se halló droga en su piso.
Además de Rafael Amargo, está previsto que hoy declaren los otros dos acusados: el productor Eduardo de Santos y el socio de Amargo Miguel Ángel Batista, 'Cubita'.
La Fiscalía, en sus conclusiones provisionales al comienzo del juicio, pide nueve años de cárcel para el artista -que está en prisión desde noviembre de 2023 por no acudir a firmar al juzgado- y para el productor, mientras que para el otro acusado solicita seis años.
En la jornada de este jueves, se escucharon las llamadas telefónicas intervenidas por la Policía en la que se escucha a Amargo negociando con un presunto traficante la compra de "un kilo" por 13.000 euros que aportaría "un productor de teatro".
La hipótesis que defienden los investigadores es que Amargo y el productor De Santos vendían droga para financiar la obra Yerma, que se estrenó en diciembre de 2020.
Las conversaciones telefónicas grabadas por la Policía Nacional a Rafael Amargo y reproducidas en el juicio han mostrado cómo el artista hablaba con sus interlocutores de manera explícita sobre el supuesto tráfico de sustancias estupefacientes como la 'tina' en referencia a la metanfetamina en una época en la que pesaban fuertes restricciones por la pandemia.
Concretamente. la Sala reprodujo las llamadas telefónicas, principal prueba de la fiscal, que acorrala así al bailaor. La defensa, no obstante, ha tratado de impugnar sin éxito la reproducción al manifestar que se trata de "fragmentos aislados" cercenados y sacados de contexto, lo que supone un perjuicio para su cliente.
Mientras la Sala decidía si atendía dicha solicitud, Rafael se puso a taconear y a hablar con el resto de los procesados. Sin embargo, la Sección aceptó la petición de la fiscal de reproducir en la sala de vistas las intervenciones telefónicas.
En las mismas, se escucha hablar a Rafael del supuesto tráfico de estupefacientes con varios interlocutores en la época investigada, entre mayo y noviembre de 2020. "¿Me vendes tusi, tusi?", le pregunta en una de ellas una mujer con tono jocoso, a lo que éste le replica que tiene que esperar. En una escucha, un hombre le pregunta por "eso" y el artista le contesta que solo tiene un gramo para él.
Amargo se refiere a la metanfetamina como 'tina'. En una llamada, comenta a un conocido que una persona "no le compra desde hace tres años" y por eso se niega ahora a darle nada. En otra, ya desvelada el miércoles, se le escucha hablar con Eduardo sobre sus intenciones de alquiler un local, un trastero ya localizado, como "almacén" con "reservados muy monos con bolsitas".
De igual modo, este miércoles, un agente de la policía Nacional aseguró que buscaba un local como punto de distribución de droga y con la tapadera de ser una lavandería del vestuario de sus producciones teatrales.
En esta línea, también se desprenden de las intervenciones su intención de conseguir un kilo por 13.000 euros para "hacer el agosto". "¿Y eso quién lo paga?", le preguntan y éste le contesta "un productor de teatro".
"¿Te has enterado que a Torico le pillaron en el confinamiento y está esperando a entrar? Lo tenía en un altavoz y llevaba de todos pastillas, speed..", le dice. En otro momento de la conversación, le comenta que tienen un laboratorio propio con material y bastante espacio.
En la primera sesión, el instructor de las diligencias policiales aseveró que Amargo y Eduardo realizaban "compras conjuntas" destinadas a financiar la obra de 'Yerma', antes de cuyo estreno en el Teatro La Latina fue detenido el artista.
Según la Fiscalía, Rafael vendía la droga a las personas que acudían a su domicilio y en otras "hacía llegar la sustancia al lugar donde el cliente indicaba para lo cual se valía de su hombre de confianza, el también acusado Manuel Ángel B.L.". También trasladaban la droga en coches de Uber.
En este contexto, el bailaor se enfrenta a nueve años de cárcel por un delito contra la salud pública de notoria importancia por la venta de droga en su antiguo piso de Malasaña de la capital. Su productor Eduardo de Santos afronta la misma petición de pena. La fiscal solicita al tercero de los acusados seis años de cárcel.
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