La trampa mortal de las aguas del río Guadiana a su paso por Badajoz

Las aguas del río Guadiana bajan tranquilas a su paso por Badajoz, pero es una falsa sensación. Desde este miércoles, un amplio efectivo policial y de seguridad busca a José María Silva, un menor de 13 años que ayer desapareció cuando se bañaba con unos amigos en el azud que remansa el cauce antes de llegar a la ciudad. La familia mantiene la esperanza, pero en el recuerdo de todos persiste la imagen de la tragedia ocurrida el pasado mes de enero cuando tres trabajadores de la Conferencia Hidrográfica del Guadiana murieron mientras limpaban el río de camalote, la planta invasiva que todo lo invade. O la de Manuela Castillejo, ahogada en estas aguas en febrero.

Las secciones de sucesos de la prensa local están llenos de casos como estos. Hace ahora algo más de dos años, las inmediaciones del Puente de la Autonomía también fue escenario de dos ahogamientos. Los cuerpos de dos varones aparecieron con diez días de diferencia en avanzado estado de descomposición. Uno de ellos, al parecer se sumergió en busca de una caja on dinero, un objeto que apareció junto a su cuerpo sin vida.

Hay zonas del río Guadiana con peligroso remolinos de agua

El caso de Manuela Castillejo saltó a la prensa nacional. La mujer, de 67 años, había desaparecido el pasado 22 de enero y durante un més un amplio operativo de búsqueda trató de localizarlaa. Al final, su cuerpo fue localiozado flotando en la margen derecha del río a unos 200 metros del Puente Real, en dirección al azud.

El mismo final encontraron los tres operarios de una empresa subcontratada por la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) dedicada a retirar camalote que perdieron la vida al volcar la lancha en la que trabajaban.

Tenían 60, 44 y 31 años respectivamente, y a pesar de ser expertos en estas tareas, llevaban dos años retirando esta planta invasiva que coloniza el Guadiana, un trágico accidente hizo que perdieran la vida. En este caso, la tragedia ocurrió en una zona diferente. Se trata de la conocida como "El Molino" o "El Pico", un lugar en el que la aguas bajan con algo más de fuerza y en las que suelen producirse peligrosos remolinos de agua.

Otras de las muertes en el Guadiana fue la del joven de 21 años, pablo Sierra. Un amplio dispositivo lo buscó durante dos semanas tras desaparecer el dos de diciembre de 2021. La primera pista de que algo grave había ocurrido fue la localización de su teléfono móvil en la ribera del Guadia. Tampoco ayudó saber que en el momento de su desaparición, Pablo estaba bajo los efectos del alcohol. Todo apuntaba a un accidente que habría terminado su caída y posterior ahogamiento por lo que su cuerpo fue localizado enredado entre ramas y maleza en el márgen del río.

Mientras tanto, la familia de José María cuenta los minutos con la angustía de esperar lo peor. Los antecedentes del Guadiana no invitan a lo contrario. Las autoridades han puesto a su disposición una carpa en los márgenes del Guadiana y cuentan con psicólogos especializados que les ayudan a tratar de superar esta desgracia y a prepararse ante lo que parece inevitable.

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