El CSI del grafiti: acompañamos a la nueva Unidad Policial que les persigue por Madrid

Acompañamos al CSI del grafiti en Madrid. Son 39 agentes, que trabajan en tres turnos y dan cobertura 24 horas al día, 365 días al año. El esfuerzo es grande porque Madrid se ha convertido en el paraíso de los grafiteros, como bien ha podido conocer Noelia Camacho.

Aquí actúan unos 200, más los que llegan de otras ciudades españolas e incluso europeas. Y el resultado es demoledor. Si en 2021 habían cubierto de grafitis 160.000 metros cuadrados, al año siguiente la cifra subió a 320.000. Lo peor llegó el 2023, con más de 700 mil metros cuadrados. Limpiarlo cuesta seis millones de euros al año.

Malasaña, el centro del grafiti

Patrullamos con la Comisaria de la Unidad por el barrio de Malasaña. En la Plaza del Dos de Mayo apenas cabe una firma más. "¿Y si se limpia esta plaza, cuánto tarda en volver a estar grafiteando? Ese mismo día", asegura esta agente. De repente, se acerca un joven y confiesa. "Yo he pintado toda esa pared, ¿van a detenerme?". Nos quedamos de piedra, hasta los agentes se sorprenden. Le preguntamos por qué pinta y la respuesta es bastante más artística que sus grafitis: "Porque el arte es para consolar a aquellos que están rotos por la vida".

Los agentes nos muestran su extenso archivo fotográfico de tags y grafiteros. En sólo 4 meses de actividad ya han detenido a una veintena y localizado a unos 200. ¿Ganarán la guerra al grafiti? "Ese es el objetivo, afirma rotunda la Comisaria.

RENFE, el objetivo número 1

Pero si hay un objetivo fundamental para los grafiteros ése es el tren. Pintar un tren es el sueño y eso convierte a RENFE en uno de los más dañados por el grafiti. Cada año invierte 25 millones de euros al año en limpieza y métodos de seguridad para evitar estas acciones. La Policía Nacional esta misma semana ha detenido a 21 grafiteros de toda España. Les atribuyen 200 pintadas en trenes con un coste de 1 millón de euros.

Afán de notoriedad

La unidad de Policía Nacional investiga desde hace años a este colectivo. Muy activo. Muy narcisista. Buscan con sus acciones el riesgo pero también mostrar en redes sus "obras". Tal es su afán de notoriedad que, tras estas detenciones, les dedican a los agentes pintadas con los nombres de cada operación. Incluso han llegado a llamarlos por teléfono para decirles ¿y a mi no me vas a detener? Luego suben a sus perfiles de internet hasta el documento que prueba la detención.

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