Veinte años después de los atentados del 11M, hoy los actos en homenaje y recuerdo a las víctimas se suceden desde distintas partes de España. También se rememora lo ocurrido en muchos institutos, donde algunos profesores tratan de explicar hoy a alumnos que entonces no habían nacido cómo se vivieron esos duros momentos.
“Yo estuve aquí el 11M. Estaba de jefe de estudios y, aunque han pasado 20 años, 20 años no son nada”, relataba hoy el docente José Manuel Gómez a sus estudiantes en el IES Madrid Sur, centro educativo situado a solo 20 metros de la estación de El Pozo, una de las estaciones donde se produjeron las explosiones del 11 de marzo de 2004.
“Vosotros no habíais nacido todavía”. “Empecé a ver muchas luces, sirenas, venían ambulancias y fuimos mandando a todo el mundo para casa”, cuenta a los alumnos ante nuestras cámaras, explicando que ante la situación rápidamente abrieron las puertas del centro que dan acceso a la calle.
“Sanitarios, gente herida. En la zona que da a la estación había muchos retos de tren y de más cosas… Una chica que había sido novia mía me llamó muy nerviosa, llorando”, les relataba, sin poder contener las lágrimas.
Escuchando con atención, los alumnos también han explicado cómo a lo largo del tiempo han sentido la tragedia y cómo las personas de su entorno han alimentado su recuerdo: “Mis padres cogían todas las mañanas ese tren. Lo que pasó es que justo esa mañana ellos llegaban tarde. Le dijo mi madre que ella no iba a correr. Mi madre tiene muchos problemas respiratorios. Fue por milésimas de segundos”, explica una joven, detallando cómo sus progenitores se salvaron milagrosamente de ser víctimas de los atentados.
“Mi primo, por ejemplo… Su mejor amigo desapareció”, señala otro joven, mientras un compañero, en la misma línea, cuenta que también hay personas a su alrededor que sufrieron esos terribles momentos: “A mi tío le tocó estar en uno de ellos. Sufrió mucho”.
Lo ocurrido, coinciden, marcó para siempre al barrio. “Nos conocemos entre todos”, sostienen, resignándose ante la magnitud del suceso: “Era gente que iba a trabajar, a dejar a sus hijos en el colegio”, cuentan, lamentando que “algunos de esos padres o madres no volvieron”.
“En mi casa siempre se ha hablado. Lo hemos vivido muy de cerca”, afirma otra estudiante, coincidiendo en la necesidad de “recordar lo que ocurrió ese día”.
“Es una fecha que no debería olvidarse nunca”, sostiene el docente ante sus alumnos.
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