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Centenares de familias sufren cada año la desaparición de un ser querido. Mientras las fuerzas de seguridad se afanan en la búsqueda, ¿quién se preocupa de esas familias? El Ministerio del Interior ha querido darles respuesta con algunas medidas que, entre otras, incluyen una guía para gestionar el duelo y la colaboración de psicólogos y farmacias.
Con motivo del día de las personas desaparecidas sin causa aparente, que se celebra cada 9 de marzo, EFE ha hablado con Marcial Bravo, jefe de servicio del Centro Nacional de Desaparecidos, dependiente del Ministerio del Interior, quien recuerda que el Plan Estratégico en materia de personas desaparecidas del departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska coloca la atención a las familias como eje prioritario.
Las medidas del plan están cumplimentadas o en vías de ello en un 90 por ciento, pero en el caso de la atención a las familias están ya todas en marcha, en menor o mayor grado de ejecución, subraya Bravo.
Y una de esas medidas es la elaboración de una guía para ayudar a las familias de los desaparecidos a gestionar el duelo, porque ellas son las víctimas "indirectas" de una situación que "sufren directamente", como recalca Bravo.
Se trata de un elemento imprescindible para garantizar que esas víctimas indirectas reciban una adecuada atención jurídica, psicológica y social desde el primer momento de la desaparición.
En suma, la guía ofrece una serie de ayudas a través de las oficinas de asistencia a las víctimas del delito del Ministerio de Justicia, repartidas en todo el territorio nacional, algunas de ellas vinculadas a las comunidades autónomas.
La guía está dirigida fundamentalmente para respaldar a familias con allegados desaparecidos de larga duración, es decir, al menos doce meses, aunque no excluye a las que sufren una desaparición inminente.
Tal y como recuerda Bravo, la guía puede encontrarse en la página web del Centro Nacional de Desaparecidos.
Este organismo también ha mirado hacia otros colectivos, como los farmacéuticos, con los que desde hace tiempo ha encontrado "nexos" para la colaboración en materia de personas desaparecidas. El Centro ya tenía un acuerdo con el Colegio Oficial de estos profesionales y ahora ambos han suscrito una adenda al mismo.
Y lo ha hecho porque, como dice Bravo, la colaboración con los farmacéuticos es "imprescindible", porque están desplegados en casi todos los pueblos de España y están en contacto con toda la población vulnerable. Conocen a todos los vecinos y a aquellos que presentan algún deterioro cognitivo o alguna enfermedad neurodegenerativa, explica Bravo.
Los farmacéuticos son testigos de la evolución de esas personas vulnerables, de si han empeorado, de si esa persona, generalmente mayor, no ha ido a recoger la medicación.
En suma, el primer síntoma para la preocupación lo van a detectar ellos. Por tanto, desde Interior se está estableciendo un procedimiento para que puedan contactar con la Policía Nacional o la Guardia Civil de sus respectivos territorios para informar de que hay una persona que puede estar en situación de vulnerabilidad y, por tanto, susceptible de desaparecer.
Además -prosigue Bravo-, la farmacia puede ser para esas personas vulnerables un lugar más "amable" que un cuartel o una comisaría a la hora de contar su situación.
No está decidido aún, pero se está planteando la posibilidad de que sistemas de geolocalización de esas personas vulnerables, como podría ser unas pulseras, se pudieran entregar desde las farmacias.
Bravo dice que tan importante como sensibilizar a los ciudadanos sobre la problemática de las desapariciones es hacerlo con los agentes de las fuerzas de seguridad.
Por eso, el Centro Nacional de Desaparecidos ha suscrito un acuerdo con el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid para que formen a los agentes sobre el tratamiento directo a las familias.
Más de 30 horas de formación a los responsables policiales provinciales dedicados a la investigación de las desapariciones para que, después, estos formen a otros agentes. Una formación en cadena, en suma.
Se trata de formar a los agentes sobre cómo atender a los familiares tanto en el primer momento de la desaparición de su allegado como, sobre todo, cuando los casos son de larga duración.
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