La igualdad de género en el ámbito laboral es una meta esquiva en muchas partes del mundo, y España no es la excepción a esta regla. A pesar de los muchos esfuerzos legislativos y las iniciativas sociales destinadas a promover la igualdad entre los géneros, la brecha salarial entre hombres y mujeres persiste, evidenciando barreras sistémicas y culturales que limitan el progreso hacia una sociedad más equitativa.
Según un estudio basado en la evolución de las estadísticas de retención de la Agencia Tributaria, en 2022, el salario medio anual de las mujeres en España era de 20.138 euros, lo que representa una diferencia significativa en comparación con el salario medio de los hombres, que se sitúa en 25.137 euros. Por tanto la diferencia es casi de 5.000 euros entre hombres y mujeres ejerciendo el mismo trabajo, situando la brecha salarial en el 19.89%, lo que además es un aumento del 0.02% respecto a la anterior medición, siendo el primer retroceso en este sentido en los últimos cinco años.
Esta diferencia también se ve en las Administraciones públicas, donde la brecha salarial también es notable, con salarios medios de 33.931 euros para hombres frente a 31.268 euros para mujeres, aunque la diferencia sea menor que en la empresa privada.
Uno de los datos más sorprendentes está relacionado con la parcialidad en el empleo, impulsada por responsabilidades de cuidado y la necesidad de conciliar la vida laboral con la personal, juega un papel crucial en perpetuar la brecha salarial. La Encuesta de Población Activa (EPA) de 2022 reveló que un porcentaje significativo de los trabajos a tiempo parcial en España son ocupados por mujeres, lo que afecta directamente su capacidad para alcanzar salarios comparables a los de sus contrapartes masculinas. Esta situación se refleja en el hecho de que, en el cuarto trimestre de 2022, de 2.781.700 trabajadores a tiempo parcial, el 73,54% eran mujeres.
Además hay que añadir que también hay una diferencia significativa en lo referente a contratos temporales, que se han multiplicado por 12. De esta forma, en el último trimestre de 2019 había 27.700 mujeres más que hombres con contratos de este tipo, mientras que en el mismo periodo de 2023 había nada más y nada menos que 337.400 mujeres más que hombres con contratos temporales.
A esto hay que añadir que actualmente hay más mujeres en paro que hombres, según los datos del Ministerio de Trabajo y los Servicios Públicos de Empleo Estatal en Enero de 2024. Las cifras son 1.6 millones de mujeres en paro, por 1.1 millones de hombres en esta misma situación.
El incremento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) se ha identificado como una medida efectiva para mitigar la brecha salarial. Desde 2018, el SMI ha visto un aumento del 54%, una política que ha tenido un impacto positivo especialmente en las trabajadoras, quienes son mayoritariamente las perceptoras de este salario mínimo. Este incremento ha contribuido a reducir las disparidades salariales, aunque aún queda mucho por hacer para alcanzar la paridad completa.
Aún con esto, la proyección es que se necesitarán 25 años para alcanzar la igualdad salarial en España. Se destaca la necesidad de acciones sostenidas y políticas efectivas. Las estrategias para abordar esta brecha incluyen no solo el aumento del SMI sino también la promoción de políticas de conciliación, la implementación de medidas para aumentar la representación femenina en posiciones de liderazgo, y la educación para desmantelar estereotipos de género que influyen en la elección de carrera y desarrollo profesional.
Comparando la situación de España con otros países, es evidente que la brecha salarial es un fenómeno global, con variaciones en su magnitud. Países nórdicos, como Islandia y Noruega, han implementado políticas innovadoras que han logrado reducir significativamente sus brechas salariales. Estas incluyen transparencia salarial obligatoria, cuotas de género en posiciones directivas y amplios sistemas de cuidado infantil que permiten una mejor conciliación de la vida laboral y familiar.