Expertos señalan que el tusi tiene “propiedades distorsionadoras de la realidad y disociativas”
El catedrático Guillermo Burillo explica que el tusi no es cocaína y que tiene efectos de “alteraciones en la percepción”
La coca rosa es una droga sintética, hecha de varias sustancias estupefacientes, lo que complica y aumenta sus efectos
La familia del chico muerto tras supuestamente ingerir tusi en Madrid dice que vio un vídeo en el que dos personas se mofaban de drogarlo
Un menor de 14 años ha muerto tras consumir tusi o cocaína rosa en Getafe, Madrid. Esta sustancia está muy de moda entre los jóvenes pero es sumamente peligrosa, por su composición. Ni siquiera lleva cocaína a pesar de su nombre.
Lo alarmante del “tusi” es su “imprevisibilidad”, señala Guillermo Burillo, catedrático de Urgencias en la Universidad Europea. Tanto, explica, que los “profesionales médicos en las urgencias hospitalarias aún carecen de métodos confiables para detectarla”.
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La cocaína rosa no es cocaína
Los expertos insisten en destacar que, a pesar de su nombre, cocaína rosa, no es coca. Burillo explica que el tusi o “2C-B es una fenitelamina con propiedades disociativas y distorsionadoras de la realidad”, o sea, “se trata de una sustancia derivada o parecida al LSD”.
“La cocaína actúa como estimulante y anestésico mientras que el tusi tiene efectos de distorsión de la realidad y disociativos”, señala el catedrático.
La coca rosa es una droga sintética, hecha de varias sustancias estupefacientes. La combinación del 2C-B con otras sustancias “complica aún más su detección y los efectos que puede tener entre los consumidores”, advierte Burillo que además puntualiza que “una cosa es lo que se compra y otra es el producto que realmente lleva la sustancia dentro”.
“Cualquier dosis puede ser peligrosa porque los viajes psicodélicos que produce no están muy claros, especialmente en la gente joven”, sentencia el catedrático. Los efectos agudos, repite, “suelen ser de tipo psicodélico con distorsión de la realidad y alteraciones en la percepción” pero “los crónicos no están bien establecidos”.
Los orígenes de esta sustancia se remontan a 1974. En el mercado español se ha extendido su uso a partir del año 2010. A pesar de su precio, el doble que la cocaína, la Policía advierte de su consumo por parte de chicos muy jóvenes, como el menor de Getafe, de solo 14 años. En este caso, se baraja la posibilidad de que lo consumiera sin saberlo en una bebida.
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