Casi 10.000 firmas se han recogido hasta este lunes en la plataforma Change.org para reclamar que se retire el cartel oficial de la Semana Santa de Sevilla, un asunto que ha llegado a las puertas del Vaticano, con la información publicada en este sentido por el diario romano Il Messaggero, que habla de un Cristo gay.
Como señala el medio italiano, que califica la polémica de feroz, Un Cristo recién resucitado con apariencia de modelo icónico, dice el medio italiano, que habla de un Cristo cercano a la cultura queer, cabello ondulado hasta los hombros, barba bien cuidada, piel sin arrugas, ojos con un toque de rimmel, músculos claramente visibles y tanga escénica, compuesta. de un cortinaje sujeto por un cordón de seda.
La imagen creada por el pintor Salustiano García fue la elegida para representar la famosa Semana Santa de Sevilla de este año, un espectáculo espectacular y escenográfico conocido en todo el mundo que desde el siglo XVI representa el Vía Crucis y los últimos momentos de la vida, hasta la crucifixión de Jesús, dice el medio italiano que reconoce que la Semana Santa de Sevilla es una de las citas religiosas más sentidas de toda España, capaz de atraer a miles y miles de fieles, además de ser un punto de referencia para el turismo nacional por su evocación y majestuosidad.
El cartel fue presentado hace unos días en un acto del Consejo de Cofradías de Sevilla en presencia del alcalde, José Luis Sanz, y del autor que se inspiró en su hijo Horacio para su Cristo. “Necesitaba un modelo a seguir y tenía la solución a la mano: mi hijo Horacio es hermoso, como los ángeles”, explicó. Desde entonces no ha habido paz y llovieron críticas indignadas sobre esta elección calificada de blasfema, primero por parte del municipio de la ciudad dedicado a la iniciativa hasta que se extendió como la pólvora, creando un caso internacional sobre la oportunidad de burlarse de otro giro de Jesús. Cristo, convirtiéndolo en una especie de caricatura, el emblema del orgullo gay.
La petición en Change.org fue creada el pasado sábado por un hombre identificado como Manuel Cano-Romero, y en ella reclama «la retirada inmediata del cartel de la Semana Santa de Sevilla 2024», cuyo autor, Salustiano García, considera que «no es ni revolucionario, ni sucio».
Las reacciones en la petición son muy feroces. Critican con dureza al Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla, califican de infame el cartel y creen que que insulta "a todos los católicos y a todos las personas de bien, no solo de Sevilla, sino de España y del mundo".
En Italia, algunos medios se hicieron eco del revuelo que ha suscitado el cartel de Salustiano García, como la agencia pública de noticias ANSA, que habló de «polémica» por una obra «con un Cristo joven resucitado, coronado con tres espigas y apenas cubierto con un paño blanco».
Salustiano García, por su parte, ha indicado que su intención a la hora de realizar el cartel era «anunciar la Semana Santa, que es la función de cualquier cartel», con un «Cristo joven, bello, sin marcas ya casi de su tortura», con su hijo Horacio como modelo.
A pesar del acalorado debate y del choque entre quienes claman por un acto más de profanación y quienes, en cambio, defienden ese cartel por su belleza y valentía artística, la diócesis de Sevilla parece haber optado por mantenerse al margen.
Lo que alimenta aún más el conflicto dentro de la Iglesia sobre la elección del modelo del Cristo de Sevilla es la confrontación entre progresistas y conservadores sobre la gran cuestión de la homosexualidad. Los obispos alemanes llevan años presionando para que el Vaticano anule algunos puntos del Catecismo de la Iglesia Católica en los que se incluye la homosexualidad entre los pecados graves, y se define como un desorden moral que requiere corrección personal y abstinencia absoluta.
Para los conservadores, esta línea magistral tiene sus raíces en las sagradas escrituras y no puede cambiarse, y mucho menos minimizarse, aunque las personas homosexuales deben ser acogidas en la Iglesia y tratadas con misericordia. El último acto de esta batalla se refiere a la bendición de las parejas homosexuales decidida por el Papa con un documento aprobado en diciembre y posteriormente corregido. Incluso hace unos días precisó que la bendición no es para la pareja, sino para el soltero homosexual. Mientras tanto, el conflicto interno continúa y no parece destinado a apagarse rápidamente, dice Il Messaggero.
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