¿Alguna vez te has topado con un carril trenzado y no has sabido exactamente cómo debías utilizarlo? Esta es una duda frecuente entre conductores primerizos y aquellos que no están familiarizados con este tipo de carriles, muy utilizados para descongestionar las entradas y salidas a las ciudades y permitir a los conductores que se incorporan y los que salen entrelazar sus movimientos de manera lo más eficiente posible.
Son una gran forma de ‘desatascar’ ciertos puntos de nuestras carreteras, pero hay que saber utilizarlos bien para no caer en errores graves de circulación y poner en peligro a otros conductores.
Los reconocerás en autopistas y autovías para tramos donde hay falta de espacio y es obligatorio que existan entradas y salidas independientes. Su propósito principal es optimizar la capacidad de la vía y reducir la congestión, de ahí que hayan sido diseñados específicamente para permitir a los conductores incorporarse o abandonar la vía principal de manera más eficiente. La DGT cifra su longitud máxima en 1500 m.
Este sistema se basa en una idea de ‘cortesía’ del movimiento y la prioridad de conducción: los conductores de dos flujos de tráfico distintos pueden entrelazar sus movimientos y acompasarse para que la fluidez sea constante, ya sea, por ejemplo, aquellos coches que se incorporan desde una rampa de acceso y aquellos que salen de la carretera para tomar una salida.
Normalmente, solemos encontrarlos en la parte derecha de la autopista o autovía. La zona de trenzado suele estar marcada con señales y líneas para guiar a los conductores. Esos puntos que indican claramente las salidas y entradas correspondientes.
Cuando un conductor se acerca a un vial de incorporación, debe prestar atención a las señales y marcas viales sobre las salidas y entradas próximas. Sobre todo, nos permiten anticipar los cambios que vienen en la disposición de la carretera y reducir la velocidad para adaptarnos a las nuevas condiciones del tráfico de manera óptima y segura. La aceleración y deceleración se gradúa gracias al diseño del vial.
La prioridad generalmente se otorga a los conductores que se están incorporando a la carretera desde una rampa de acceso. Esto significa que los coches que están en el carril principal deben ceder el paso a aquellos que están tratando de ingresar desde la rampa y facilitarles la maniobra, logrando así una transición suave y segura para los vehículos que se unen al río de coches principal.
Es fundamental que quienes se incorporan también realicen la maniobra de manera segura, ajustándose al flujo existente sin causar interrupciones bruscas y respetando la prioridad del vecino. Aplican dos normas a la hora de ceder el paso: al vehículo que se incorpora (art. 72 de la Ley de Tráfico) como al que va a efectuar un cambio de carril (art. 74,2).
Como se encarga de subrayar la DGT periódicamente, la cooperación y el respeto de las reglas de tráfico son básicas para un funcionamiento eficiente de estos viales. Cuando cambiamos de carril o ‘trenzamos’ con otros conductores, tenemos que señalizar nuestras intenciones para mejorar la comunicación con otros vehículos para borrar cualquier rastro de caos.