Hacer comida y que sobre es algo muy común en la mayoría de los hogares. A fin de cuentas, a veces resulta complicado preparar la cantidad exacta. Por eso, no es de extrañar que nos veamos abocados a recalentar los alimentos posteriormente para aprovecharlos y que no terminen en la basura.
Ya sea en un microondas o en una cazuela, la mayoría de las comidas pueden volver a calentarse para disfrutar de ellas a una temperatura adecuada, aunque existen ciertas excepciones. Y es que hay alimentos que no se deben recalentar más de una vez.
Consumir la comida sobrante lo antes posible –que no pasen más de cuatro días–.
Superar los 70º durante un par de minutos con el objetivo de eliminar cualquier germen que se haya podido impregnar en la comida.
Si las sobras estaban congeladas, descongelarlas antes en la nevera.
Para la mayoría de los platos de cuchara como sopas, purés y guisos es conveniente optar por recalentarlos en una cacerola en lugar del microondas.
Estos alimentos no se deben recalentar
Sin embargo, hay comidas que es mejor no volver a calentarlas si no se han consumido. Algunas no solo pierden su sabor y sus nutrientes, sino que incluso pueden ser perjudiciales para nuestro organismo.
Pollo. El pollo es uno de los animales más consumidos, pero hay que tener mucho cuidado con el modo en que lo manipulamos, pues puede contaminarse con facilidad. Además, cuando se vuelve a calentar cambia la composición de sus proteínas y puede surgir algún problema digestivo.
Arroz. Si bien es cierto que no suele haber problemas en recalentar el arroz, no es conveniente hacerlo más de una vez. De hecho, al tomarlo, ha de estar bien caliente, pues a temperatura ambiente las bacterias se tienden a multiplicar.
Espinacas. Más peligroso que hacerlo con los alimentos anteriores es recalentar tanto espinacas como otras verduras de hoja verde. La razón la encontramos en el alto porcentaje de nitratos que albergan. Esto no es peligroso para la salud, pero cuando las exponemos a altas temperaturas una vez que ya han sido cocidas, dichos nitratos se pueden convertir en nitritos, los cuales sí que resultan perjudiciales, ya que incluso pueden transformarse en elementos cancerígenos. Más allá de estos extremos, ingerir espinacas recalentadas puede provocar diarreas y vómitos si el nivel de nitritos aumenta.
Setas y champiñones. En este caso estamos hablando de hongos, los cuales sufren modificaciones una vez que se recalientan, perdiendo agua, fibra y, como consecuencia, su sabor tan peculiar. De hecho, lo más adecuado es consumirlos fríos en vez de someterlos nuevamente a un recalentamiento. Hay que recordar también que su naturaleza provoca que se tiendan a acumular numerosas bacterias que pueden provocar problemas digestivos.
Patatas. Finalmente, aunque sea muy habitual recalentar patatas, ya que es uno de los alimentos que más se emplean en la cocina, hay que tener presente que no solo estamos alterando su sabor, sino que además podemos estar poniendo en riesgo nuestra salud en caso de que no las calentemos a suficiente temperatura, ya que suelen atraer bacterias cuando se almacenan en el frigorífico.