Las cifras no mienten y demuestran que el avión es el medio de transporte más seguro que hay si tenemos en cuenta el ratio de víctimas mortales por número de viajeros desplazados. Sin embargo, eso no quiere decir que no existan riesgos para quienes montan con asiduidad, especialmente para los pilotos y, sobre todo, para el personal de vuelo. Y uno de ellos es el conocido como Síndrome Aerotóxico.
Según el especialista Jordi Roig Cutillas, licenciado en Medicina y Cirugía y Doctor Cum Laude por la Universidad de Barcelona, “el Síndrome Aerotóxico se describe como una amplia variedad de síntomas respiratorios y neurológicos que pueden afectar a viajeros frecuentes y personal de vuelo”; a lo que añade lo siguiente:
“En varios países europeos, así como en Australia y Estados Unidos, se ha destacado el riesgo que representa para la salud la inhalación de sustancias químicas eventualmente tóxicas, en el transcurso de viajes en avión comercial. Este riesgo se acentúa en los viajeros frecuentes, el personal laboral –pilotos, auxiliares de vuelo y trabajadores de mantenimiento–, así como en individuos especialmente susceptibles a estos riesgos como son las mujeres embarazadas y los niños”.
Este síndrome se caracteriza por acumular diversos síntomas de tipo respiratorio y neurológico como consecuencia de haber estado expuestos al aire que circula en las cabinas de los aviones, el cual pasa por los motores, pues son los encargados de esterilizarlo para que se reutilice en el interior.
Y es que, de acuerdo con el estudio realizado en 1999 por los especialistas Harry Hoffman, Chris Winder y Christophe Balouet, pueden darse problemas de salud como mareos, náuseas, dificultad para respirar e incluso diversos problemas neurológicos.
“Los síntomas agudos más frecuentes del Síndrome Aerotóxico son predominantemente los neurológicos (cefalea, déficit cognitivo con dificultades para concentrarse, sensación de mareo o vértigo, cansancio extremo) seguidos por los respiratorios (picor faríngea, molestias nasales, dificultades para respirar, tos). Estas manifestaciones neurológicas y respiratorias no están siempre asociadas”, añade el doctor Roig.
Este síndrome ha provocado bastante controversia, ya que aún no se ha tenido en cuenta tal y como algunas asociaciones solicitan. No en vano, existen litigios a nivel internacional por las posibles consecuencias de estar expuestos constantemente a los aires reciclados de las cabinas de los aviones. Tal y como explica el SEPLA (Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas), “hasta la fecha, según AVSA (Asociación de Víctimas de Síndrome Aerotóxico), ni las aerolíneas ni los fabricantes han llevado a cabo mediciones de los posibles riesgos que corren la tripulación de vuelo y los pasajeros durante la operativa diaria”.
No obstante, también explican que esta asociación ha dejado muy claro que “los tribunales franceses conocen este riesgo desde el año 2012, cuando el Tribunal de Casación reconoció que existe riesgo de contaminación accidental grave por vaporización de sustancias químicas provenientes del aceite de motor, que los productos contenidos en este aceite son potencialmente neurotóxicos y que estos figuran en el Cuadro No. 34 de enfermedades profesionales desde 1975”.