Desde que en julio de 2007 el Parlamento Europeo prohibió la venta de los termómetros de mercurio –en 2014 esa prohibición llegó a cualquier dispositivo de medición–, su uso ha descendido de tal modo que cada vez es más raro encontrarlos en un hogar. Sin embargo, siguen existiendo y, por lo tanto, aún hay riesgo de que alguno se rompa y este metal líquido se derrame, con el peligro que eso supone.
A fin de cuentas, estamos hablando de una sustancia que puede provocar un importante daño medioambiental y sobre todo, a nuestra salud.
Dada la toxicidad del mercurio, la rotura de un termómetro que lo contenga no se puede tomar como algo trivial. De hecho, resulta crucial tomar medidas inmediatas para minimizar la exposición y garantizar una limpieza segura. En este punto hay que mencionar que el principal riesgo se encuentra en los vapores de mercurio, los cuales pueden resultar muy peligrosos cuando se inhalan en cantidades significativas.
Pasos que dar cuando se rompe un termómetro de mercurio
Lejos quedan los días en los que los niños se ponían incluso a jugar con las bolitas de mercurio pues la mayoría de las personas no conocía la toxicidad de este mineral. No en vano, si se rompe un termómetro de mercurio en la actualidad, hay que poner mucho cuidado en recoger todos los restos y llevar los desechos a un lugar seguro.
El primer paso es alejarse del área donde ocurrió la rotura para evitar la inhalación de los citados vapores. El mercurio se evapora a temperatura ambiente, por lo que es recomendable ventilar la habitación.
A continuación es el momento de recoger el mercurio, para lo cual hay que evitar el contacto directo. Por ello, es necesario usar guantes de goma o plástico, dado que se absorbe fácilmente a través de la piel.
Según el Centro Tecnológico Nacional de Descontaminación del Mercurio, este “se puede limpiar fácilmente de las superficies como madera, baldosas y en general todas las superficies lisas de manera similar”, a lo que añade: “Si ocurre un derrame en la alfombra, cortinas, tapicería u otras superficies absorbentes, estos artículos contaminados deben ser desechados, cortando y retirando la parte contaminada para su eliminación”. Así pues, para recolectar las pequeñas gotas de mercurio, conviene utilizar cartulinas o cartón para formar pequeñas esferas y, de esa manera, deslizarlas hacia un recipiente de plástico con tapa hermética. En ocasiones también se puede emplear cinta adhesiva con el objetivo de recoger las partículas de menor tamaño.
Una vez que se han recogido todos los restos, es el momento de colocar los materiales contaminados en una bolsa de plástico con cierre hermético y, de ese modo, contener cualquier posible exposición adicional.
Después de la limpieza inicial, se puede utilizar una lámpara de bolsillo para detectar posibles restos de mercurio. Es recomendable examinar cuidadosamente la sala, sobre todo las áreas donde se rompió el termómetro.
Finalmente, el centro tecnológico anteriormente citado apunta la necesidad de ponerse en contacto “con su autoridad local de medio ambiente o de la salud para poner toda la bolsa a su disposición de acuerdo con las leyes vigentes”.