El español Daniel Sancho se declaró este lunes no culpable del asesinato premeditado del cirujano colombiano Edwin Arrieta en Tailandia, durante una vista en el tribunal de la isla de Samui, informaron a EFE fuentes cercanas al caso.
En esa vista, Daniel Sancho, de 29 años y en prisión provisional desde el pasado 7 de agosto, negó ser culpable del asesinato premeditado del colombiano en la isla de Phangan, así como de hacer desaparecer su pasaporte, dos de los tres cargos en su contra, pero se declaró culpable de descuartizar y ocultar su cuerpo. Daniel Sancho aseguró durante la vista que la muerte de Edwin Arrieta se debió a un accidente.
A partir de ahora se iniciaría un procedimiento que incluiría una nueva declaración y examen de pruebas que culminaría en un juicio, que podría celebrarse entre febrero y abril de 2024, según explicó la Fiscalía.
La estrategia de la defensa, según desvelaba Manuel Marlasca en el programa de Telecinco TardeAR pasa por "tirar abajo la premeditación" alegando que hubo "una pelea previa" y que por tanto "no fue un asesinato premeditado" sino "producto de una pelea": "No hay torso, pero sí que hay un cráneo ¿Para qué sirve el cráneo? La dentadura va a servir para intentar demostrar que esa dentadura es la misma que en unas fotos aparece en su brazo, en el marco de esa pelea llegó hasta a morder el brazo de Daniel Sancho", apuntaba el periodista, experto en sucesos. Esta declaración corroboraría este línea de actuación.
La defensa de Daniel Sancho podría intentar que se contemplen cuatro atenuantes: miedo insuperable, chantaje, arrebato y amenazas. Además, la intención sería llevar "dos testigos", un médico forense, una psiquiatra y un criminólogo: "Eso es lo que se está cociendo en un despacho para que sea acusado de un delito que se llama homicidio imprudente".
En una de sus últimas declaraciones, el hijo de Rodolfo Sancho mantuvo que la noche del asesinato, Edwin Arrieta habría intentado abusar sexualmente de él. El joven argumenta que el día del crimen intentó romper su relación con Edwin Arrieta, pero el cirujano colombiano se negó violentamente a aceptar la ruptura, y según la versión de Sancho, incluso intentó agredirle sexualmente. En ese momento se habría iniciado una fuerte pelea entre ellos en la que, según la versión del español, Edwin se habría golpeado la cabeza con contra uno de los muebles del baño que le habría causado la muerte.
Daniel Sancho está cumpliendo prisión preventiva en la cárcel tailandesa de Koh Samui por el presunto asesinato y descuartizamiento de Edwin Arrieta. El joven confesó el crimen tras ser detenido el 4 de agosto, pero aún faltan por aclarar muchas circunstancias que rodearon el asesinato. Daniel Sancho mantiene ahora una nueva versión de los hechos con la que intentaría evitar ser condenado a muerte en el país.
Sorprendió en un primer momento la buena relación entre Daniel Sancho y la policía tailandesa. Ahora se sabe que esta le prometió algunas concesiones que no ha cumplido. "Primero, le prometieron que lo iban a extraditar rápidamente a España y que no le iban a acusar si colaboraba. También le dijeron que no iban a acusarle de asesinato, sólo de homicidio imprudente por una pelea por las presuntas amenazas de Edwin Arrieta y que la policía da por cierto", pero la Policía mantiene la de asesinato premeditado, según desveló el periodista Ángel Moya, tal y como ha apuntado en el programa Mañaneros de Televisión Española.
La justicia tailandesa tiene clara la premeditación de Daniel Sancho a la hora de realizar el crimen: "Hay pruebas enormes para demostrar que todo se preparó. ¿Por qué reservó un segundo alojamiento?". Además, los fiscales añaden que "hay dos confesiones claras y directas del propio Daniel Sancho, un testigo que lo vio con bolsas sobre un kayak... no existe causa exacta de la muerte, tampoco existe una sola magulladura de golpes compatibles con la muerte o una pelea y sí existe el desmembramiento del cuerpo con los mismos cuchillos que compró Daniel Sancho", según desvelaba el programa de Telecinco Vamos a ver.
La fiscalía tailandesa ya advirtió a Daniel Sancho y su defensa de las posibilidades a las que se enfrentaba dependiendo de la postura de la defensa con dos opciones claras. La primera, que "Daniel Sancho siga confesando el crimen, colaborando con justicia y admita las pruebas. Si mantiene esta colaboración, no habrá pena de muerte, será cadena perpetua y por buena conducta se le podrá reducir a 50 años. Incluso, por el convenio de los dos países, podría cumplir parte de su condena en España".
La segunda opción es que "su defensa se empeñe en negar los hechos y en pedir la nulidad de todo el proceso, habría que repetir toda la investigación, esto ya no sería en un plazo de 84 días, sería en un plazo que puede llegar a seis años hasta que llegue el juicio y que la condena posteriormente sea de cadena perpetua".
El chef, hijo de Rodolfo Sancho y Silvia Bronchalo, confesó quería poner fin a su relación de más de un año con el cirujano plástico colombiano, pero este se negaba. "Soy culpable, pero era un rehén de Edwin, me tenía en una jaula de cristal, me hizo romper con mi novia, destruir la relación, y me sentía desesperado», declaró durante los primeros días de investigación.
Daniel Sancho golpeó el cuerpo de Edwin Arrieta de forma muy severa, muchas veces y que esos golpes ocasionaron graves daños al cuerpo del médico colombiano. Daniel Sanco utilizó varios cuchillos, que había preparado de antemano, que ahí cortó y descuartizó el cuerpo de Edwin Arrieta. Sin embargo, en el informe policial se dice claramente que "no hay pruebas evidentes de la causa de la muerte básicamente porque no se ha encontrado el torso".
Dentro de la conmoción que ha causado este crimen atroz, lo que aún llama la atención a los expertos que lo analizan es que el asesino confeso no haya mostrado ningún claro signo de arrepentimiento o empatía hacia la víctima o su familia, al menos públicamente. "No vemos ninguna señal no verbal que indique tristeza, miedo o desasosiego propios de una persona arrepentida. De hecho, cuando caminaba con los policías a su lado mantenía una postura erguida", hemos oído repetidamente en estas últimas semanas.
Ni en las imágenes que trascendieron tras su detención, ayudando con gesto impasible a los investigadores a reconstruir el crimen, ni en su primera confesión o declaraciones a periodistas, se aprecian signos de arrepentimiento en el joven, que solo habría lamentado de forma escueta el lugar donde cometió el crimen. “Lo siento mucho, siento mucho que esto ocurriera en Tailandia”, dijo a un reportero en su camino a la cárcel.
Que el hijo de Rodolfo Sancho manifestara un claro y sincero arrepentimiento por asesinar a Edwin Arrieta -al margen de la "motivación", que no "justificación", que le habría llevado a ello-, no solo ayudaría desde el punto de vista humano, aliviando la incomprensión de su familia y de toda la sociedad porque alguien aparentemente normal sea capaz de cometer un crimen de este calibre. Su arrepentimiento también sería de vital importancia para intentar rebajar la pena de muerte que pide para él la Fiscalía tailandesa.
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