Daniel Sancho se ha declarado no culpable del asesinato premeditado de Edwin Arrieta. Algo que su padre, el actor Rodolfo Sancho, ha reivindicado a su llegada al Tribunal de la isla tailandesa de Samui en la que ha tenido lugar su vista oral. "Por supuesto que no. Si no, no hubiese habido pelea, ¿no? Mira las leyes", ha contestado a uno de los periodistas españoles que le esperaba a las puertas.
La intención de la defensa del acusado, que se encuentra en prisión preventiva en la cárcel de Koh Samui desde el pasado 7 de agosto, es demostrar que la muerte del cirujano fue fruto de un homicidio imprudente, de un accidente que habría tenido lugar después de que el fallecido intentase abusar sexualmente de Sancho, según el joven español.
Al negarse a acceder a sus deseos, tal y como ha explicado en sus últimas declaraciones, se habría producido un forcejeo en el hotel de la isla de Phangan en el que se encontraban que habría terminado con el cirujano golpeándose la cabeza contra uno de los muebles del baño.
De aceptarse su versión por parte de la Fiscalía, Daniel Sancho ya no sería acusado de asesinato premeditado, sino de homicidio imprudente, una causa con una pena inferior a la primera en la que entrarían factores atenuantes como el miedo insuperable, el chantaje, el arrebato y las amenazas.
Por premeditación se entiende la existencia de una previa reflexión y preparación firme de realizar un delito. Esto debe mantenerse durante un cierto lapso de tiempo y el sujeto ha de evidenciar que es pleno conocedor de que sus actos tendrán consecuencias. Uno de los motivos por el que las autoridades tailandesas defienden que la hubo es que el joven compró bolsas de basura y cuchillos (una sierra y un cuchillo de grandes dimensiones) horas antes del fallecimiento de Edwin Arrieta. Una adquisición que Carmen Balfagón y Ramón Chippirrás, defensores legales del joven, justifican con fines culinarios, ya que la profesión de Sancho es la de chef.
Aunque este concepto no existe como tal en el Código Penal español desde la reforma de 1995, sí que aparecen otro tipo de agravantes que hacen que un homicidio pase a considerarse asesinato. Esto incluye la alevosía, que se da cuando el culpable delinque "empleando en la ejecución medios, modos o formas que tienden directa o especialmente a asegurarla, sin el riesgo que para su persona pudiera proceder de la defensa por parte del ofendido", o el ensañamiento, que entra en juego cuando el delincuente "aumenta deliberada e inhumanamente el sufrimiento de la víctima, causando a ésta padecimientos innecesarios para la ejecución del delito".
En Tailandia, que un asesinato se considere premeditado o no tiene importantes consecuencias en la condena. La mayor a la que se enfrentaría es la pena de muerte, que por regla general se aplica cuando la víctima forma parte de las fuerzas de seguridad o altos cargos del Gobierno tailandés. En la mayoría de ocasiones, el sistema judicial del país suele aplicar la cadena perpetua, una pena que la defensa de Daniel Sancho estaría buscando evitar al tratar de demostrar que la muerte de Edwin Arrieta, como ha expresado Rodolfo Sancho antes de acceder al Tribunal de Samui, fue fruto de un accidente.
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