Maisa da Rocha es una joven brasileña de 23 años que vive en Oviedo y que ha denunciado a 'La Nueva España' la pesadilla que ha vivido en este último mes tras ser acusada erróneamente del intento de secuestro de un niño de solo cinco años en dicho municipio asturiano.
Todo ocurrió el pasado viernes 6 de octubre cuando una mujer se encontraba junto a su nieto de solo cinco años en el parque Juan Pablo II, en Ciudad Naranco. En uno de los momentos de la jornada, la mujer vio cómo una chica pelirroja de complexión delgada sostenía la mano de su nieto. Presa del pánico, la abuela se acercó inmediatamente hasta la joven y, tras protagonizar una pelea con ella, se dirigió hasta la comisaría para denunciar el supuesto intento de secuestro del menor. Pasaron las horas y, desafortunadamente, Maisa da Rocha se vio involucrada en este conflicto con el que no tenía nada que ver.
Tras haber pasado la tarde del sábado 7 de noviembre trabajando en el bar donde ejercía de camarera, la joven de 23 años salió a tomar algo junto a su novio. En plena madrugada, dos agentes de la Policía le pidieron la documentación y, tras tomarle los datos, la dejaron seguir con su noche. Sin embargo, todo cambió cuando en la mañana del domingo 8 de octubre la Policía se presentó en el domicilio done la joven brasileña vivía junto a su madre y se la llevaron detenida acusada del intento de secuestro de este niño al que ni siquiera había visto.
"Al principio estaba tranquila porque sabía que era inocente, pero después de insistir con el secuestro me metieron en el calabozo. Me quitaron los piercings y los cordones de las zapatillas y me dejaron allí sola. Yo les repetía que no había hecho nada, que trajesen a la mujer que me denunció para que viese que no era yo, pero me respondían que todos los culpables dicen lo mismo. Esa noche no me dejaron ni ir al baño. No pude dormir y pasé muchísimo miedo", confesaba ella misma en una entrevista con 'La Nueva España'.
Tras pasar todas estas horas en los calabozos, la joven brasileña de 23 años fue trasladada hasta la cárcel donde permaneció un día. Su estancia en la cárcel acabó cuando una joven de 15 años se presentó en la comisaría de Oviedo junto a su madre asegurando que Maisa da Rocha era inocente y que había sido ella la que había protagonizado la pelea con la abuela del menor.
La verdadera protagonista de la pelea con la abuela del niño se enteró del error garrafal que había cometido la Policía gracias a la publicación de la noticia en la que se informaba de la detención de Maisa da Rocha. Por eso, la adolescente de solo 15 años no lo dudó y se acercó hasta comisaría para aclarar los hechos.
Según su propio testimonio, ella estaba en un parque junto a un amigo cuando vieron al pequeño y le cogieron la mano para que se acercase a jugar con otros niños. Justo en ese momento la abuela del menor vio que la adolescente estaba cogiendo la mano de su nieto y pensó que le estaba intentando secuestrar.
La casualidad es que Maisa da Rocha y esta menor de solo 15 años comparten físico: las dos tienen una melena larga de color pelirroja y una complexión delgada. Por eso, en el reconocimiento policial la abuela del niño las confundió.
Un error y una confusión que ha hecho que una inocente pase tres días en los calabozos y un día en la cárcel al estar acusada de un intento de secuestro de un menor de cinco años.
Sin embargo, este fallo en el reconocimiento policial ha hecho que la vida de esta joven brasileña de solo 23 años se trunque por completo. A sus 23 años, Maisa da Rocha ha perdido el trabajo, ha pasado un día en la cárcel sin haber cometido ningún delito y padece estrés, ansiedad, miedo a salir a la calle y pesadillas.
Por eso, sus abogados piden justicia e intentan que el despido que sufrió en el bar en el que trabajaba se declare improcedente ya que, a raíz de lo sucedido, no encuentra ningún puesto de trabajo en el que la acepten.