Eran las primeras horas del 2 de noviembre de 1999, tal día como hoy de hace 24 años. Un grupo de trabajadores de un club de golf de Marbella encuentra un cadáver en una zona de maleza junto a las pistas de tenis de los Altos del Rodeo. El cuerpo estaba ya esqueletizado, momificado y desnudo, y había sido calcinado para dificultar su identificación. Los estudios forenses posteriores establecieron su filiación, se trataba de la joven Rocío Wanninkhof, de 19 años y desaparecida el 9 de octubre en Mijas Costa, Málaga.
El asesinato de Rocío fue uno de los casos criminales de mayor impacto mediático en nuestro país. En primer lugar, por la principal sospechosa y acusada del crimen, Dolores Vázquez, examante de la madre de Rocío. En segundo lugar, por el juicio en el que Dolores víctima de un auténtico linchamiento social fue condenada a 15 años de cárcel por un juzgado popular. En tercer lugar, por el grave error judicial que el descubrimiento del cuerpo de otra joven, Sonia Caravantes, permitió sacar a la luz.
Veinticuatro años más tarde, los casos de Rocío Wanninkhof y de Sonia Caravantes van unidos porque es imposible explicar uno sin el otro y porque el avance de las técnicas de identificación por adn y los avances científicos y los nuevos protocolos policiales permitieron identificar a Tony King como el autor material de ambos crímenes lo que terminó por abrir las puertas de la cárcel a Dolores Vázquez, la otra víctima de estos dos asesinatos.
El estado de deterioro del cuerpo hallado hizo dudar a los investigadores de la Guardia Civil sobre la posibilidad de que fuese el de Rocío, algo que trasladó cierta esperanza a su familia. Pero la identificación de los objetos personales que lo acompañaban terminaron por desvelar la terrible verdad.
Los investigadores comprobaron que Rocío Wanninkhof recibió nueve puñaladas y que estas eran compatibles con una sola arma coincidente con la navaja hallada en posesión de Tony Alexander King.
De todas ella, una fue especialmente mortal, según los expertos. Fue la que entró por la parte delantera del tórax atravesando importantes órganos vitales ya que no llegó a impactar en los huesos.
Las otras ocho puñaladas fueron asestadas por la espalda. Cinco de ellas chocaron con el esqueleto y tres habrían pasado entre las vértebras y podrían haber llegado también a órganos vitales.
Estas ocho puñaladas se encontraban muy juntas, "agrupadas", lo que supone que la joven no se movía y "posiblemente estaba caída en el suelo", bien porque estaba ya muerta, porque la estaban sujetando o porque estaba inconsciente.
Tras las primeras pesquisas, los investigadores llegaron hasta Dolores Vázquez, una mujer natural de Galicia con la que la madre de Rocío, Alicia Hornos, había mantenido una relación sentimental. Fue detenida el 7 de octubre de 2000, un año después del asesinato.
Su detención no estuvo motivada por esta proximidad, sino porque en la zona donde desapareció la joven se vio un coche de la marca Toyota Celica, rojo y con capota negra, propiedad de Dolores Vázquez, y en el que viajaban dos hombres.
En contra de Dolores también jugaron dos elementos, la propietaria del vehículo nunca llegó a identificar a los dos ocupantes y que la aparición del cadáver tuvo lugar al lado del jardín de un tío de Rocío, hermano de su madre y con el que Dolores Vázquez tenía muy mala relación. ¿Podría haber arrojado allí el cuerpo para que sospechara de ese hombre?
Algunos detalles más convencieron a los agentes de que Vázquez podría haber participado en el crimen, aunque no todos los investigadores estaban de acuerdo con su detención y algunos consideraron que no había indicios suficientes ni pruebas sólidas.
Pero Dolores Vázquez fue a juicio y un jurado popular la consideró culpable. Tuvo en cuenta algunas conclusiones de la Fiscalía, para quien la acusada cometió el crimen "tras una discusión acalorada" que mantuvo con la víctima, con la que a su vez se encontraba "enemistada" y a la que "hacía responsable de sus problemas sentimentales" con su madre.
Quince años de cárcel le impuso finalmente la Audiencia Provincial. Pero después de pasar 17 meses en prisión, en febrero de 2002 el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ordenó la repetición del juicio, Vázquez fue puesta en libertad con fianza y el Tribunal Supremo la confirmó al entender que su condena no estaba suficientemente motivada.
Pero en agosto de ese año la investigación dio un giro. La joven de 17 años Sonia Carabantes es asesinada en Coín, también Málaga. Muestras de ADN recogidas en el caso coinciden con las de una colilla de cigarro halladas en el lugar de la desaparición de Rocío.
Muestras que pertenecían a Tony Alexander King, un británico residente en Alhaurín el Grande. Su esposa denunció que el día de la desaparición de Rocío, el sospechoso llegó a casa con manchas de sangre en la camisa.
Fue detenido, al igual que su amigo Robert Graham como supuesto encubridor del crimen, aunque poco después este fue puesto en libertad, aunque hubo dudas sobre su inocencia de Graham y el grado de colaboración con King en el crimen. aunque prefieren no decir en qué grado.
La causa contra Dolores Vázquez se sobreseyó y no hubo un nuevo juicio. Para King sí lo hubo, también con jurado popular, y fue condenado en diciembre a 19 años de prisión. En la sentencia el juez matizó, no obstante, que el condenado "no actuó solo, sino en compañía de al menos dos personas".
Una condena que suma a los 36 años de cárcel por el asesinato de Sonia Carabantes y a los 7 años más por el intento de violación en 2001 de una joven en Benalmádena (Málaga).
King, en una misiva a la madre de Rocío, culpa a Dolores Vázquez y la familia de la joven asesinada quiere que se abra un nuevo juicio. Mientras, el Supremo denegó a Vázquez la indemnización de 4 millones de euros que había solicitado.
Los interrogantes que se mantienen no empañan dos consideraciones en las que las fuentes consultadas insisten, una de ellas la necesidad de abrir una reflexión sobre si casos tan mediáticos y con tanta presión deben ser juzgados por un jurado popular.
Y es que, en muchos casos, los jurados ya tienen el veredicto preconcebido. En el juicio por el asesinato del niño Gabriel varios de los seleccionados renunciaron alegando ese motivo.
Una segunda consideración plantea la duda de si no ¿sería conveniente un seguimiento a delincuentes reincidentes y depredadores sexuales cuando llegan a España desde otro país? ¿No debería haberse hecho con King, que ya contaba con antecedentes en su país por agresiones sexuales?
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