Agazapadas entre decenas de vehículos, las leonas esperan su momento. Los todoterrenos de los visitantes, cada vez más numerosos en los parques de Tanzania y Kenia, se han convertido en un inmejorable cobijo para que los depredadores puedan emboscar a sus víctimas.
Vemos cómo tras atajar por una larga caravana, y sin apenas despeinarse, el felino atrapa a su presa. Se ha ahorrado una larga y extenuante carrera por la sabana que en muchas ocasiones acaba sin éxito. La leona obtiene su festín y los turistas, su foto.
La proliferación del turismo está fomentando ciertos cambios en los hábitos de los depredadores, pero a la vez ayuda a la conservación de las reservas ya que, con la pandemia, se desplomó la economía de estos países y proliferaron los furtivos.
Las fieras perciben los vehículos como un elemento integrante más del ecosistema. Y lo mismo les sirve como camuflaje o para el disfrute de una sombra tan apacible como la de una acacia.