Marta lucha por la autonomía de las personas con silla de ruedas en los aviones: "No es agradable sentirte impotente"

Viajar en avión puede ser muy cómodo. Sin embargo, no resulta tan sencillo para las personas con discapacidad física o movilidad reducida. Es lo que denuncia Marta Morera, una joven de Lleida (Cataluña) que, asegura a Informativos Telecinco, ha visto cómo las aerolíneas han 'insultado' a su autonomía en los vuelos que ha tomado: al ser los pasillos de los aviones tan estrechos, tuvo que guardar su silla de ruedas en la bodega de carga y la tuvieron que llevar en volandas con un arnés hasta su asiento, además de tener que ir en el trayecto tumbada sobre el regazo de su hermano y su madre porque el respaldo no se inclinaba.

Una situación que se ha repetido en más de una ocasión y que le causa "mucha impotencia". La joven de 31 años asegura que lo que empieza como una experiencia ilusionante acaba volviéndose muy frustrante. En el último vuelo que tomó, a Nueva York (Estados Unidos), ella tenía su asiento, pero no podía viajar totalmente erguida, algo que le favorece en su caso, y preguntó si podía pagar una pequeña diferencia por ir en clase business. La aerolínea, entonces, le pidió abonar 4.000 euros más, por lo que declinó esta opción y viajó como pudo.

Marta Morera recoge firmas para garantizar la accesibilidad de las personas con movilidad reducida a los aviones

Pero Marta no quiso quedarse de brazos cruzados. Por ello, ha puesto en marcha una campaña de recogida de firmas a través Change.org con el objetivo de que las autoridades de la aviación reconozcan esta desigualdad y tomen medidas concretas para abordarla.

Pretende llegar al Parlamento Europeo y que el organismo obligue a las aerolíneas a garantizar la accesibilidad de las personas con movilidad reducida que van en silla de ruedas. La joven propone incorporar la obligatoriedad de ofrecer un número suficiente de asientos adaptados en todos los vuelos y que el precio de los billetes business (o de cualquier otra clase que garantice sus necesidades, no reclaman específicamente el business) sea más asequible para las personas con discapacidad.

Por tanto, la solución sería; o revisar el diseño de los aviones (gran coste) o reservar asientos (sean de la clase que sean) que garanticen sus necesidades sin coste adicional. El apoyo a su campaña de recogida de firmas está siendo más que notorio. Su objetivo actual es de 50.000 y ya cuenta con más de 43.000. "Me ha sorprendido bastante. No esperaba esta respuesta", reconoce a este medio Marta.

La joven ha estado documentándose estos días, al pillarle todo de sorpresa, pero ya sabe que para que su denuncia llegue al Parlamento Europea necesita al menos un millón de firmas. Cuantas más firmas obtenga en su campaña, mejor.

La joven de Lleida, totalmente "indignada": "No es agradable que te tengan que mover de un lado para otro en brazos"

Y es que Marta (@aventureraonwheels en Instagram) quiere tener la opción de poder viajar sola. Porque ahora no podría. Se tendría que tumbar sobre los pasajeros que hubiese a su lado. En cambio, de poder ir en business, a pesar de no poder meter su silla, podría volar estirada -algo que necesita, ya que, si no, no aguanta el dolor en la cabeza y la espalda y se le hinchan las piernas-.

Lo que no ve normal es que las personas en su situación tengan que pagar una 'burrada' por ello. La joven insiste en que lo ideal sería que los pasillos de los aviones fueran más amplios, pero dada su dificultad propone buscar alternativas. En su caso, ha viajado con diversas aerolíneas, pero Marta asegura que es una problemática que se contempla a nivel general en las compañías aéreas.

En algunos aviones, sobre todo en vuelos internacionales, el respaldo sí se inclina un poco más de cinco centímetros, lo que le ayuda algo, pero no ocurre en la mayoría, especialmente en destinos europeos. Marta, ante este escenario, está totalmente "indignada". Se pregunta por qué en los trenes, los barcos y los autobuses sí hay asientos adaptados para el público general y en las aeronaves no: "No sé por qué, es algo que no entiendo".

"No es agradable que te tengan que mover de un lado para otro en brazos y sentirte impotente", apunta la joven catalana, que no culpa al personal de las compañías, quienes "solo tratan de ayudar". Cree que la responsabilidad está en sus superiores. Y afirma que estos no garantizan, como sí deberían por ley, los derechos y la inclusión de las personas con discapacidad. Por ahora no ha contactado con el Ministerio de Transportes, porque cree que realizar los cambios que se necesitan "no está en su poder". Más bien está en manos de las aerolíneas.