Con otoño han llegado a nuestro país un gran número de inestabilidades atmosféricas que han culminado con grandes chaparrones y un buen número de tormentas eléctricas. Por ese motivo muchos nos hemos preguntado por la mejor forma de actuar cuando cae un rayo cerca de nuestra posición. En esta ocasión vamos a tratar de describir las mejores prácticas y posibles consecuencias de que un rayo impacte en nuestro vehículo. ¿Es muy peligroso estar dentro del coche en una tormenta eléctrica? ¿Hay algún elemento del vehículo que no debamos tocar? ¿En qué parte del coche estaremos más seguros?
Lo primero que se podría pensar es que un coche es un lugar seguro ante un rayo, por aquello de que sus ruedas son de goma y no conducen la electricidad. Sin embargo esta es una creencia falsa, y se han visto casos en que los rayos son capaces de deshacer las ruedas y llegar al suelo, además de haber fallecido gente en motos o motocicletas durante una tormenta eléctrica.
Sin embargo, la realidad es que el coche es seguro ante un rayo, pero por un motivo bien diferente, la celda de metal que rodea a la gente en el interior del vehículo. En contra de lo que podría parecer más evidente, esta parte de nuestro coche redirige la electricidad alrededor del vehículo y mantiene a sus ocupantes a salvo. De esta forma el coche se convierte en una celda de Faraday y evita cualquier daño personal.
El mismo principio se sigue en los aviones, ya que es relativamente habitual (de media se espera que caiga un rayo al año en cada avión) que los rayos impacten en ellos sin que los ocupantes o el propio avión sufran daño. Eso sí, hay que tener en cuenta que los coches descapotables con techo de tela no forman esa celda metálica de la que hablábamos, con lo que las consecuencias de la caída de un rayo en estos vehículos puede no ser tan optimista.
Lo primero de lo que se debe ser consciente es que aún si estamos dentro del vehículo y a salvo, no estamos seguros. Hay que evitar entrar en contacto con cualquier elemento metálico dentro del coche, y tratar de llegar al arcén y parar hasta que pase la tormenta. Un buen consejo que podemos dar es quedarnos quietos y con las manos sobre nuestro propio regazo hasta que se acabe el peligro. Todo lo que tiene metal está conectado al exterior, por lo que no conviene entrar en contacto con ninguna parte del vehículo. No debemos tocar el volante, la palanca de cambios, los pedales, ventanillas y demás elementos del interior por simple precaución.
Por supuesto, si estamos fuera del coche, hay que evitar tocar la carrocería y tampoco entrar en contacto con alguna parte metálica del vehículo. Hay que mantenerse alejado, y la recomendación es no acercarse al vehículo al menos hasta 30 minutos después de que hayamos escuchado el último trueno. Podemos aprovechar el tiempo para ir llamando al seguro y reportar los más que posibles daños que sufrirá nuestro coche.
El daño que sufrirá nuestro vehículo depende de muchos factores, además del punto en el que impacte el rayo. Lo más normal será que el sistema eléctrico quede frito, y que la antena, los neumáticos y quizás la luna trasera. Además existe el peligro implícito de que el rayo provoque fuego en nuestro vehículo, lo que añade una capa extra de peligrosidad a la situación. También se han reportado casos en que un rayo ha hecho saltar los airbags, dañado el motor, o incluso producido daños externos en la pintura y cristales.