La sociedad actual no para, y a veces parece que no tengamos un solo momento de descanso. Cuando no estamos en compañía estamos pegados a una pantalla, a un televisor o haciendo algo para no pensar. En cierto sentido casi parece que estamos cogiendo miedo a parar, reflexionar y estar con nosotros mismos, aunque lo cierto es que esto ocurre por la necesidad de estímulos inmediatos a los que nos hemos acostumbrado. Decimos esto porque el verdadero miedo a estar solos existe y tiene un nombre, autofobia, y no hay que confundir churras con merinas.
La autofobia es una sensación fuerte de ansiedad o miedo irracional ante la perspectiva o el hecho de estar solos. Es un terror a la soledad, a ser ignorado o no querido y sus síntomas son exactamente los mismos que los que sufren los pacientes de otras fobias específicas diagnosticadas.
Se caracteriza por ponerse absolutamente en lo peor si se queda solo, anticipando posibilidades y sufriendo por lo horrible que será esa situación para el paciente aunque en ese momento esté acompañado. Mientras experimenta estos pensamientos, además sufrirá síntomas físicos como palpitaciones, sudores, temblores, hiperventilación e, incluso, ataques de pánico. Evidentemente estos síntomas llevarán al individuo a tratar de evitar por todos los medios quedarse solo, independientemente de las consecuencias que ello para él o las personas a su alrededor.
La autofobia es un desorden que afecta más a mujeres que a hombres, y la genética también puede contribuir a que tengamos predisposición a sufrir esta u otras fobias. Además los factores ambientales, como vivir con alguien con fobias, también afectan. Del mismo modo la autofobia también puede coexistir con otras fobias, como la agorafobia, haciendo que no puedas salir de casa si no estás acompañado de alguien.
A esto hay que añadir que las personas con desorden de personalidad límite y/o dependiente también son más proclives a desarrollar autofobia. Lo que sí hay que tener en cuenta es que, aunque existen grupos de riesgo, cualquier persona es susceptible de desarrollar una fobia como esta, sobre todo durante el desarrollo y crecimiento del individuo, y casi siempre unido a algún hecho negativo o traumático.
Los criterios para diagnosticar la autofobia son los siguientes:
Según los expertos hay dos razones psicológicas principales para la aparición de este trastorno. La primera de ellas es que como animales sociales que somos los seres humanos, los individuos con autofobia piensan que estar solos es un indicador de fracaso social, despertando con ello el miedo irracional a no ser aceptado por la ‘manada’.
La otra razón es el miedo u odio a uno mismo, por ejemplo por hechos traumáticos de nuestro pasado. Esto hace que no queramos estar solos pues entonces aparecen pensamientos intrusivos que nos recuerda dichos episodios, con lo que comienza un círculo vicioso de ansiedad. Estos individuos a menudo tratan de llenar su tiempo con todo tipo de actividades, aunque estas no les produzcan verdadero interés, ya que al final esta autofobia es terror a quedarse con uno mismo.
Si pensamos que nosotros, o alguien que conocemos, puede padecer autofobia, debe acudir a un especialista para que analice su caso y le proponga un tratamiento que le ayude a empezar a salir de ese agujero que es este tipo de comportamiento.