Ni los puntos ni las multas pueden con la adicción de los conductores al móvil
El 31% de los fallecidos en accidentes mueren por culpa de distracciones
Los expertos proponen que sean los infractores los que paguen el coste de los accidentes por el uso del móvil
La DGT advierte de una situación al volante que resulta tan peligrosa como conducir en estado ebrio
Si nos vamos a la calle a preguntar a los conductores si se atreverían a conducir unos segundos con los ojos tapados, ¿Qué contestarían? Todos que no, seguro. Pero si preguntamos si utilizan el móvil al volante el 48% de ellos admiten utilizarlo, 13 millones de conductores.
"Alguna vez sí, lo he cogido", "algunas veces no me he resistido", "conduciendo también", "cuando está el semáforo en rojo sí he mirado el móvil, pero ¿está prohibido o qué?, son frases habituales.
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Y ambas actitudes, conducir a ciegas y conducir mirando el móvil, suponen el mismo riesgo. Escribir un mensaje requiere mirar durante largos segundos la pantalla y quitar los ojos de la carretera. Lo observamos en las imágenes captadas por los helicópteros de la DGT. Un hombre circula escribiendo su mensaje durante 14 segundos por una vía, a 100 km por hora. Recorre en ese tiempo 400 metros de distancia, completamente a ciegas. Es lo que miden cuatro campos de fútbol. Otra chica tarda siete segundos en escribir su mensaje. Recorre, por tanto, unos 200 metros, lo suficiente para tener un accidente mortal.
Las distracciones provocan el 31 por ciento de las muertes en accidente y la mayor distracción actual es el teléfono. Se calcula que cada año provoca casi 300 fallecidos.
Según Ramón Ledesma, asesor de PONS Mobility, "el móvil como causa de muerte está ya por encima del alcohol y la velocidad. Es el tema. Y si se junta el móvil con la utilización de la pantalla táctil de los vehículos, es una bomba de relojería". Ni siquiera el aumento de la sanción por utilizarlo, hace un año y medio, ha surtido efecto.
La DGT castiga con 6 puntos y 200 euros a todo el que tenga el dispositivo en la mano, pero "el control a través del número de puntos no funciona, porque es demasiado aleatorio. No es un control automático como ocurre con los radares. En el caso de los puntos no funciona. Por lo tanto, la autorresponsabilidad que supone que si yo toco el móvil yo voy a pagar el accidente, hay que empezar a ponerlo en medio del debate. Eso todavía no ocurre. La ley sí lo prevé para el alcohol, no para el teléfono móvil. Quizá es el momento".