Todos nos hemos despertado alguna vez en mitad de la noche para acercarnos furtivamente a la nevera y picotear cualquier porquería. Esta práctica, sin embargo, tiene un primo-hermano que debe tomarse mucho más en serio, y que recibe el nombre del síndrome del comedor nocturno. Se trata de un trastorno alimentario que debe tenerse en cuenta y tratarse, ya que supone ciertos riesgos para nuestra salud.
Las personas que sufren este trastorno a menudo se levantan durante la noche para darse un pequeño atracón que va más allá del simple picoteo. Por diversos motivos puede afectar a la salud, pero también a la calidad del sueño, a nuestro peso y mucho más. Además, se trata de un problema relativamente frecuente en la actualidad, puesto que los expertos cifran que 1 de cada 100 habitantes de España sufre este síndrome del comedor nocturno.
El síndrome del comedor nocturno está considerado un trastorno de la conducta alimentaria, y se caracteriza por la falta de hambre durante el día, especialmente por las mañana, y un hambre atroz durante la noche, del que el paciente es plenamente consciente. Estos atracones no tienen por qué limitarse a un único ataque a la nevera por noche, y además están acompañados de ansiedad por parte del paciente, que tendrá la firme convicción de que no podrá dormirse si no come.
Los criterios diagnósticos que se utilizan para identificar este síndrome son los siguientes:
Estos atracones nocturnos suelen tender a estar protagonizados por alimentos menos ‘sanos’, ricos en carbohidratos. Hablamos de productos como snacks y bollería, ya que los dulces intervienen en el sistema de recompensa cerebral en momentos de ansiedad aumentando la serotonina.
No hay un paciente tipo de este síndrome, aunque distintos expertos afirman que son susceptibles de sufrirlo aquellas personas con restricciones dietéticas con niveles de estrés elevado. La incidencia de este síndrome es baja, pero aumenta en personas con sobrepeso hasta alcanzar el 10%. Además el sobrepeso es una de las consecuencias posibles de este síndrome, al modificar el metabolismo, e incluir alimentos ricos en azúcares. Esto mismo estaría también aumentando el riesgo de padecer diabetes a lo largo de la vida del paciente, creando un cóctel perfecto del que se sale más fácilmente con la ayuda de profesionales.
No existe un método mágico que permita evitar estos atracones nocturnos. En concreto se recomienda acudir a un psicólogo para ayudarnos con los pensamientos subyacentes que provocan la ansiedad y remordimientos que nos lleva a comenzar este círculo vicioso. Al mismo tiempo, la ayuda de un nutricionista ayudará a encontrar patrones de alimentación saludable que refuercen el tratamiento y nos permitan equilibrar las ingestas nocturnas. El tercer elemento de la recuperación de este síndrome sería acompañar este esfuerzo con la práctica de alguna actividad física y establecer rutinas de sueño que nos ayuden a dormir.