Suicidio entre adolescentes: ¿cómo detectar en el colegio y en casa las ideas suicidas?

El catedrático de Psicología Biológica, Alfonso Salgado Ruiz, ha impartido en la Facultad de Educación de la Universidad de Burgos la conferencia "Suicidio en adolescentes: el papel del centro educativo en la prevención y el tratamiento". El catedrático de la Universidad Pontificia de Salamanca, aseguró que la prevención del suicidio en adolescentes es un tema que preocupa cada vez más a la sociedad y a los profesionales de la educación y puso de relieve la importancia de la formación en la prevención del suicidio en adolescentes y menores, el papel que desempeñan en la atención de la salud mental de sus alumnos.

Otro punto de la conferencia que suscitó gran interés fue la problemática que enfrentan los centros escolares en todo el mundo una vez que se identifica a un alumno con factores de riesgo, al no saber cómo actuar en la mayoría de las ocasiones. Para Salgado es fundamental “tener recursos disponibles y aterrizar en la realidad del municipio para saber dónde derivar al alumno”. Informativos Telecinco, en el Día de la Salud Mental quiso hablar con el experto para saber cómo afrontar este problema en las aulas y en casa. Porque a pesar de ser un tabú, el suicidio existe.

El suicidio está provocando más muertes entre los jóvenes, que incluso los accidentes del coche. Y siempre ha sido tabú. ¿por qué se ha escondido tanto este problema?

Porque el suicidio ha estado cargado de mitos bienintencionados, pero sin ningún tipo de soporte que lo argumentase. Y no solamente falsas ideas, sino mitos porque nos llevaban a tomar decisiones muy equivocadas. Por ejemplo, hablar del suicidio lo provoca. Si hablamos de suicidio, seguramente provocamos un efecto contagio. Las personas que quieren suicidarse nunca lo dicen. Son ideas que hoy sabemos que no solamente son falsas, sino que además contribuyen mucho a silenciar el tema del suicidio. ¿Qué pasa cuando sentenciamos el tema del suicidio? Que alguien que tiene ideas suicidas, se las calla. No lo dice para no parecer un bicho raro, para no parecer un loco, diríamos. Entonces, claro, la posibilidad de intervenir es mucho menor.

Hablar del suicidio lo provoca, es un mito

¿Qué datos demuestran que estamos ante un problema de salud pública?

Pues mira, básicamente dos. Uno, que casi 4.100 personas el año pasado, en el 2022, en España han muerto por suicidio. Quizás alguna más, pero confirmadas, claro, 4.097 en concreto. Un 2,3% más que el año anterior.

Las cifras de muertes en población adolescente y jóvenes, de 15 a 29 años, también han aumentado, y lo que es un indicador, si me apuras un poco mayor, el porcentaje de consultas a profesionales de la salud mental, psicólogos clínicos, psiquiatras, se ha disparado hasta casi un 35% en lo que tiene que ver con ideación suicida. Es decir, personas que solicitan tratamiento por una razón o por otra y que muy pronto dicen que ha pasado por mi cabeza sistemáticamente la idea de quitarme la vida. Esto es lo que nos indica que estamos en unos porcentajes que en términos epidemiológicos no nos harían sospechar en ningún momento que estamos ante un problema de salud pública.

El porcentaje de consultas a profesionales de la salud mental, psicólogos clínicos, psiquiatras, se ha disparado hasta casi un 35%

Si hay más suicidios entre jóvenes que antes, ¿qué componentes sociales lo provocan?

Es un tema complejo, multidimensional, multifactorial. No hay una sola causa. Ojalá lo hubiera y pudiéramos atacar solamente por ahí. La decisión que toma una persona para quitarse la vida es el resultado de muchos factores, que podremos resumir en dos. Por una parte, factores de vulnerabilidad me hacen una persona más vulnerable a perder mi capacidad, mi bienestar, mi salud mental y aumentar la probabilidad de que pasen por mi cabeza ideas suicidas. En segundo lugar, hay siempre un factor de talante, que a veces es en el caso de los adolescentes, situaciones de acoso o ciberacoso o situaciones de pérdida o una mala gestión de emociones desagradables que nos lleva a pensar que la única manera de poner fin a un sufrimiento que es percibido por ellos como intolerable, es quitarme la vida. Hay, por tanto, factores y esos factores de vulnerabilidad son tanto factores individuales de la propia persona como factores contextuales, de la familia, del entorno donde uno vive, de las relaciones sociales que tiene.

Acoso o ciberacoso o situaciones de pérdida o una mala gestión de emociones son factores que potencian las ideas suicidas

¿Tiene que ver cómo educamos a los niños con una hiperprotección?

Eso es un buen factor. Seguramente no estamos educando a nuestros hijos, con toda la buena intención del mundo, pero no estamos haciéndolo demasiado acertadamente en lo que tiene que ver con aprender a regular sus emociones. Te pongo un ejemplo. Muchos de nosotros podríamos pensar que es esencialmente malo estar nervioso, esencialmente malo estar triste, esencialmente malo sentir culpa. Entonces lo que hay que hacer es evitar tener ese tipo de emociones, llamémoslas así negativas, ¿verdad? Esas emociones desagradables son señales que nos dicen algo hay que hacer, algo tenemos que mejorar, ¿no? Por tanto, cuando yo identifico en mí una emoción de ese tipo, pregúnteme por qué me está pasando esto, por qué estoy sintiendo esto, qué estoy pensando, qué he hecho, qué ha sucedido a mi alrededor, maneje yo esa situación, ¿no? Porque las emociones son, todas ellas, tremendamente útiles, aunque algunas de ellas son desagradables. Yo creo que ahí debemos, nosotros, insistir mucho. Curar o ayudar a mejorar la salud mental es, sin duda, la mejor manera de prevenir cosas como el suicidio.

Las emociones son, todas ellas, tremendamente útiles, aunque algunas de ellas son desagradables

¿Y cómo se puede prevenir en adolescentes en contextos educativos o familiares?

Tenemos una suerte inmensa y es que fíjate que todos nuestros adolescentes, nuestros niños y nuestros adolescentes, la universalidad es escolarizada. En un colegio, en un instituto, en un centro de formación profesional, toda la población joven está en un centro escolar, que además es un lugar normal, donde podemos introducir un montón de actividades de prevención primaria dirigidas a toda la comunidad escolar, como identificar factores que mejoran mi bienestar, como identificar y manejar mejores habilidades sociales, regulación emocional, identificar pensamientos que me hacen daño, mejorar mi autoestima.

Ahí mismo podemos introducir también elementos de prevención selectiva, aquellas personas que tienen algún factor de riesgo, que están pasando un momento malo en su vida o personas que igual alguna vez han podido pensar o han tenido ideas suicidas. Y, por supuesto, podemos hacer prevención indicada, es decir, aquellos de nuestros chicos que han tenido algún intento suicida o que con más frecuencia de lo que conviene piensan en quitarse la vida. Y podemos hacerlo.

Hay programas que demuestran bastante eficacia. En nuestro país incluso se han puesto en funcionamiento programas por parte de psicólogos expertos con bastante éxito y que se pueden realizar en nuestros contextos escolares de forma muy natural, de forma muy ecológica, diríamos, sin alterar la actividad curricular de nuestros profesores.

Podemos introducir un montón de actividades de prevención primaria dirigidas a toda la comunidad escolar

¿Qué factores de riesgo hay en los adolescentes?

Pues mira, por ejemplo, yo te llamaría la atención sobre muchos de ellos. Hay factores de tipo familiar, por supuesto, que reaccionan en torno a un clima familiar peor. Hay factores específicamente propios de los escolares, las situaciones de acoso, de abuso, de ciberacoso, las redes sociales son un espacio un poquito resbaladizo, se ha disparado mucho el consumo de sustancias, hay demasiada buena prensa, demasiada mala buena prensa de algunas drogas que creemos que son inocuas, cuando están perjudicándose realmente en nuestra seguridad mental, hay una sobrecarga de información y posiblemente hay una pérdida de contacto real de redes y de vínculos.

Esos son algunos de los factores más específicos en nuestros adolescentes y jóvenes. Insisto que para cada uno serán quizás la concreción distinta. Sí, sí, sí. ¿Y cómo detectar que tenemos el problema en casa? Pues mira, la mayor parte de las personas y también de los jóvenes que tienen ideas suicidas lo dicen, lo dicen. Hacen afirmaciones como "mejor no estoy aquí. Si yo algún día me voy pues seguramente todos vivís mejor. Para estar así prefiero desaparecer. No me gusta mi vida".

La mayor parte de las personas y también de los jóvenes que tienen ideas suicidas lo dicen, lo dicen

A veces hacen también expresiones no verbales, ¿no? Pues, por ejemplo, uno puede observar que mi hijo tiene muy alterado los ritmos de sueño o que antes quedaba más con los amigos y ahora ya no, o que pasa demasiado tiempo encerrado en su habitación, mucho más de lo que estaba antes, o que, bueno, parece que está mucho más callado de lo habitual.

Bueno, pues son indicadores que no necesariamente conducen a pensar mi hijo quiere quitarse la vida, ¿verdad? Sí, claro. Pero sí son llamadas de atención, señales de alarma que nos deberían llevar a normalizar. Es decir, quitar el estigma que hay en torno al suicidio, poder hablar de las ideas suicidas con naturalidad, poder normalizarlas en este sentido.

Normalizarlo no, insisto, no en el sentido de que tener ideas suicidas sea una niñería, sea una tontería, mejor no hablemos de esto, sino normalizar en el sentido de quitar el estigma. Podemos hablar del suicidio como podemos hablar de cualquier otra cosa.

Uno puede observar que mi hijo tiene muy alterado los ritmos de sueño o que antes quedaba más con los amigos y ahora ya no, o se queda encerrado en su habitación

¿Qué hacer en un centro tras un caso de suicidio de una adolescente?

Muy bien, la Unión Europea generó un programa que se llama Euregenas y que está orientado a cómo intervenir, tiene varios apartados, pero uno de ellos es sobre cómo intervenir con la comunidad escolar cuando ha habido un suicidio por parte de un alumno, de un alumno no que se haya quitado la vida en el colegio, pero si se ha quitado la vida y era un alumno de nuestro cole. Entonces, ahí lo que hay que hacer es contactar con familia, dar la información a los alumnos de la forma más correcta posible, evitando tanto el silencio como una visión romántica de lo que ha pasado, ¿verdad? Y acompañar a los alumnos, sobre todo a los que pueden ser más amigos de la persona que se ha quitado la vida, algún tipo de acto sencillo de despedida, a veces pues es participar en un funeral religioso o civil, a veces simplemente es un acto de recuerdo de él, guardar unos segundos de silencio en recuerdo de nuestro compañero y sobre todo pues aprovechar también la ocasión desgraciadamente una vez que ha sucedido pues para poder tratar el tema del suicidio en profesores y en alumnos.

La Unión Europea generó un programa que se llama Euregeneas y que está orientado a cómo intervenir

Recientemente ha salido un estudio de la Universidad de Euston que dice que el 40% de las personas que se suicidan en España tienen más de 60 años. Nos centramos siempre en los adolescentes, pero hay un grupo poblacional bastante amplio a partir de los 60.

Sí, de hecho, afortunadamente los adolescentes que se quitan la vida siguen siendo la mínima parte de las personas que se suicidan. Nos llama la atención porque las cifras están aumentando muy rápidamente y porque la edad en la que aparecen ideas suicidas es más temprana. Pero es un problema que abarca a toda la sociedad. Hay dos colectivos que son especialmente vulnerables. Una son las personas mayores, y eso es una llamada de atención a nosotros como ciudadanos, que estamos haciendo con nuestras personas mayores.

Y dos es el colectivo de los presos que diríamos que viven evidentemente en unas condiciones muy extrañas, ¿verdad? Y que también nos llaman la atención y que debemos atender y cuidar. Los profesionales que trabajan en prisiones procuran generar los entornos más amigables y digamos de mejor bienestar dentro de las condiciones que esto se puede. En cualquier caso, sí que quería decirte, y esto me parece también importante, es que las personas que se suicidan, no todas ellas son personas con problemas de salud mental. Hay una buena relación, hay un buen maridaje, ¿verdad? Una buena pareja, de hecho, entre problemas de salud mental y conducta suicida.

Pero no todas las personas con problemas de salud mental se quitan la vida. Y lo que es más importante, no todas las personas que se quitan la vida tienen, diríamos, o tendrían criterios para un diagnóstico clínico de problema de salud mental. Por eso es un problema de salud pública. Porque cualquiera de nosotros en un momento determinado podría pasarse por nuestra cabeza una ideación suicida, una planeación suicida, un plan suicida o incluso llevar a cabo un intento suicida que ojalá fuese infructuoso, fuese.

Las personas que se suicidan, no todas ellas son personas con problemas de salud mental

¿Cuántos psicólogos y psiquiatras hacen falta para paliar esta plaga?

Pues mira, harían falta muchos, claro que sí. Harían falta muchos, harían falta más psicólogos en atención primaria. Esto supondría para empezar un coste económico pequeño para el beneficio económico que la propia

seriedad pública obtendría. Y por supuesto supondría una, digamos, un abordaje del problema mucho más eficaz en adolescentes, haría falta sobre todo un protocolo mucho más definido y una cierta convergencia de esos protocolos entre diferentes comunidades autónomas, primero que lo haya, que muchos no lo hay y en segundo lugar pues que ese protocolo fuese más o menos unificado y basado en criterios de eficacia.

Harían falta más psicólogos en atención primaria

Y luego mira, haría mucha falta, además de profesionales para abogar el asunto, haría falta mucha más participación de todos los agentes sociales en este tema. Por eso es tan importante hablar del suicidio en contextos escolares, porque los profesores, los orientadores, los directores y directores de los centros escolares pueden ser agentes de primer orden en su prevención.