La zona Atalayas de Murcia, donde esta madrugada han muerto al menos trece personas en el incendio de tres de sus locales, es una de las principales áreas de ocio nocturno de la capital murciana, distante apenas un kilómetro y medio del centro de la ciudad y que suele ser foco de disturbios e intervenciones policiales a las puertas de la decena larga de locales que poblan sus calles.
Situada en las inmediaciones de la antigua carretera de Alicante, y junto a un centro comercial y al Palacio de Deportes que sirve hoy para prestar asistencia psicológica a las familias de las víctimas, la zona que hace algunas décadas era conocida por albergar numerosos concesionarios de coches es desde hace unos años lugar de celebración de despedidas de soltero, graduaciones o cumpleaños, como el que tenía lugar esta madrugada en la sala Fonda Milagros, donde se han contabilizado, en principio, todas las víctimas mortales.
Más de una decena de discotecas, boleras, locales de comida rápida y clubes nocturnos comparten área con edificios de oficinas y dos hoteles en una parte de Murcia que este domingo ha amanecido cortada al tráfico por el importante despliegue de ambulancias, servicios de bomberos y patrullas de las policías local y nacional movilizados en todo el perímetro.
Numerosas llamadas al 112 y al 091 alertaron minutos después de las seis de la mañana de la magnitud del fuego, que ha destruido la sala Golden, frecuentada por la comunidad latina, y los contiguos Teatre y Fonda Milagros, este último abierto en una división de espacio que acometieron en su día los propietarios de la discoteca Teatre.
Durante toda la próxima semana, según la Policía Nacional, se prolongarán las tareas de limpieza, apuntalamiento y desescombro de los tres locales, que han quedado muy afectados por las llamas y en cuyo interior todavía no han podido empezar a trabajar los investigadores a consecuencia del intenso calor y del riesgo que entraña el estado en que ha quedado la estructura de las naves.
Atalayas era en Murcia sinónimo de ocio, fiesta y música a todo volumen en filas de coches y a las puertas de los locales, si bien este domingo la situación se adivinaba bien distinta mucho antes de llegar a la zona de la tragedia por el sonido de las sirenas a cientos de metros de distancia, la presencia de motos de la policía en las rotondas cercanas y los cordones que impedían el paso al ciudadano de a pie.
Decenas de ambulancias, un calor impropio de octubre y, sobre todo, mucho silencio acompañaban en el acceso al Palacio de los Deportes a familiares, amigos y algún joven superviviente del trágico incendio, que aturdidos por el alcance de lo ocurrido y la falta de noticias alentadoras deambulaban, teléfono en mano, en busca de alguna respuesta.
Las familias de los fallecidos han sido arropados por psicólogos y técnicos movilizados por el Ayuntamiento de Murcia y otras instituciones, y han atendido pacientes, tras facilitar los datos y algún rasgo identificativo de hijos o amigos que no habían amanecido en casa, a numerosos periodistas y algunos otros profesionales desplegados en la zona, como un abogado experto en grandes incendios, según ha dicho a EFE, que se ha ofrecido a los afectados con papel y bolígrafo en mano, pero sin querer facilitar su nombre.
La sala Teatre, en la que no se han producido fallecimientos, según ha dicho su portavoz, María Dolores Abellán, y que fue identificada por error a primera hora de este domingo como origen de las llamas, sufrió en 2009 otro incendio, aunque sin víctimas, en el cableado de la fachada que obligó al desalojo de 50 clientes y a la inspección, por parte de la Comunidad Autónoma, de 40 locales de este tipo para comprobar el funcionamiento de sus sistemas de seguridad.
El presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, que ha decretado tres días de luto oficial en toda la Región al igual que ha hecho el alcalde, José Ballesta, para la ciudad de Murcia, ha agradecido y valorado el trabajo de los efectivos de seguridad presentes desde el amanecer en la zona del incendio, así como las muestras de cariño y solidaridad con los murcianos recibidas de toda España.