Varios jugadores de la cantera del Real Madrid han sido detenidos acusados de revelación de secretos de tipo sexual. La Guardia Civil investiga la denuncia de la madre de una menor de edad que habría sido grabada en una práctica sexual y cuyo vídeo habría sido difundido sin su consentimiento.
Los futbolistas arrestados han sido puestos en libertad, pero se esperan novedades en el caso. Desafortunadamente, no es el primer episodio en el mundo del deporte y en otros ámbitos. Recopilamos otras situaciones que se han vivido.
Cabe destacar que la difusión de imágenes o vídeos de contenido sexual sin consentimiento con daño a la intimidad personal -incuyendo casos de 'sexting'- puede conllevar penas de prisión de los tres meses a los cinco años, según indica el artículo 197 del Código Penal, en función de cómo se haya producido la situación.
Casos de revelación de secretos de tipo sexual en España
Casos en los que los agresores grabaron a la víctima:
Caso Sergi Enrich y Antonio Luna. En 2021, estos dos futbolistas fueron condenados a dos años de cárcel por la difusión de un video que grabaron mientras mantenían relaciones sexuales con una joven, mientras que su excompañero de equipo Eddy Silvestre quedó absuelto en el mismo juicio. Los hechos ocurrieron en 2016, cuando los tres jugadores militaban en el Eibar. La chica denunció haber sido grabada contra su voluntad. Los deportistas prometieron borrar la grabación, pero no lo hicieron y el contenido se viralizó. Finalmente, afrontaron el juicio y pidieron disculpas a la víctima.
Caso Crimen Guardia Urbana. Rosa Peral, que cumple 25 años de prisión desde 2020 por el asesinato de Pedro Rodríguez, el que fuera su pareja -y en el que ejerció de cómplice Albert López, su amante-, fue víctima también de la 'pornovenganza'. Su vida cambió después de que se difundiera un correo electrónico en el que aparecía una foto suya practicando una felación a una persona que no era su novio. La imagen se compartió entre sus compañeros, también agentes, en las comisarías de Barcelona.
Casos en los que se difundió contenido compartido por la víctima:
Caso Olvido Hormigos. La concejala socialista de Los Yébenes (Toledo) sufrió la divulgación de un vídeo íntimo en 2012. Una expareja de la edil publicó en la red unas imágenes que ella misma había grabado. Hormigos le denunció a él y al alcalde del PP, pero el caso se archivó (decretaron que para que existiera delito la grabación tenía que haber sido robada u obtenida de forma ilícita). Ella llegó a pensar en el suicidio. No obstante, en 2015, gracias a este caso, se cambió el Código Penal, pasando a incluir como delito la sola difusión no autorizada de imágenes íntimas, aún cuando se obtuvieran en primera lugar con el consentimiento de la persona afectada.
Caso Verónica, trabajadora de Iveco. Esta mujer de 32 años, madre de dos hijos, se quitó la vida en 2019 después de que se difundiera en un grupo de WhatsApp de sus compañeros un vídeo sexual en el que aparecía ella sola. Trabajaba en una empresa de San Fernando de Henares.
¿Por qué se graban los jóvenes manteniendo relaciones sexuales?
Los jóvenes han encontrado en el hecho de compartir imágenes o vídeos de carácter sexual a través de vídeollamadas o conversaciones de WhatsApp una nueva forma de relación a través de la tecnología. Es lo que se conoce como 'sexting', una práctica que supone un fenómeno social y que requiere mucha atención. Son muchos los que se preguntan por qué se comparten contenidos de este tipo: la razón está en la necesidad y el afán de encajar socialmente y el deseo de llamar la atención.
El 'sexting' sería compartir imágenes sexuales con un grupo de amigos o una persona con consentimiento. El problema es cuando no lo hay y los vídeos o imágenes se convierten en objeto de burla e incluso dan el paso a la sextorsión. Hablamos de contenidos trivializados que son accesibles para los jóvenes, quienes tienen una falsa sensación y percepción de seguridad. El morbo es la clave de todo esto y la solución está en la comunicación. Hay que hablar con los jóvenes sobre estas prácticas y los riesgos que acarrea. Ahora, grabar sin permiso mientras se mantienen relaciones sexuales, sin que la otra persona se percate, supone un delito igualmente grave que compartir un video cuando no te han dado permiso.