Una familia alquila un alojamiento por Airbnb en Malta y se encuentran con que la dueña estaba muerta

La familia Montesdeoca, oriunda de Canarias, llevaba varios meses planeando sus vacaciones de verano a Malta, junto a sus hijos y suegras. Buscando un apartamento, lograron encontrar uno adecuado que estaba disponible, y desde ese momento entablaron una conversación con la dueña del domicilio, que atendía personalmente a sus clientes. Al llegar al apartamento, se encontraron con un dispositivo policial como de película: la dueña llevaba varios días muerta en su casa. Un caso que recuerda al de hace unos meses, cuando una turista falleció en un Airbnb en México tras sufrir una intoxicación.

Unos días antes de viajar a la isla, la familia Montesdeoca habían tratado de contactar con la dueña para concretar las instrucciones para acceder a la vivienda. Sin embargo, cuando ella no les contestó, se preocuparon ya que siempre les había respondido rápidamente para lo que necesitasen.

Se pusieron en contacto con Airbnb sin éxito

A raíz de esto se pusieron en contacto con Airbnb, y un operador les contestó que intentarían ponerse en contacto con la dueña y que se comunicarían con ellos en cuanto supieran algo, lo cual nunca sucedió.

El grupo familiar continuó su viaje, sin saber que lo que debían ser unas tranquilas vacaciones en el paradisíaco país mediterráneo empezaría con una peripecia digna de una película de Hollywood.

Llegan a la isla y no saben dónde está el apartamento, así que lo primero que hacen es dejar a las mujeres mayores en un hotel que habían alquilado a última hora. Antonio Montesdeoca y su esposa emprendieron la búsqueda de la mujer, empezando por el apartamento que les había alquilado.

Tuvieron que preguntar a los vecinos para dar con la vivienda de la mujer

La vivienda estaba pulcra y en orden por el exterior, pero no había ninguna nota, llaves o algún tipo de instrucción para poder entrar. Tras preguntar a los vecinos, lograron hacerse con la dirección de la dueña, que residía cerca del inmueble.

Al llegar a su casa, ocurrió la misma situación de antes. No contestaba nadie ni tampoco había ninguna indicación sobre lo que hacer para acceder al alojamiento. Al día siguiente, volvieron a repetir la operación, sin encontrarse con ninguna novedad. Los vecinos no solo se solidarizaron con ellos, sino que empezaron a preocuparse por la vecina, ya que era una persona que no salía mucho de su casa, así que toda la situación empezaba a tornarse extraña.

Los canarios no se rindieron, así que preguntaron a todos los que pudieron sobre la mujer. Esta perseverancia dio sus frutos cuando alguien les dijo que vieron cómo se llevaban a la dueña del apartamento en una ambulancia.

Los turistas concluyeron que su silencio se debía a una enfermedad y acudieron al hospital, convencidos de que sus problemas pronto terminarían. Pero allí les dijeron que la mujer, mientras que sí ingresó en el hospital, fue dada de alta.

La dueña había aparecido muerta en su hogar

Entonces decidieron regresar a la casa de la dueña, pero cuando estaban de camino recibieron una llamada de sus vecinos quienes dijeron que habían denunciado la desaparición de la mujer a la policía. Cuando llegaron a la casa, se toparon con el dispositivo policial.

“En la casa había muchos policías y también forenses. Mi mujer entró, se identificó y se puso a disposición por si era necesario que prestase alguna declaración”, declaró Antonio Montesdeoca. “Salió desencajada. Fue un momento muy difícil”, dijo el viajero. La propietaria no se había aparecido porque llevaba varios días muerta en su casa.

“Impactados y desorientados, no tuvimos otra alternativa que sentarnos todos en una terraza, llamar de nuevo a Airbnb y contarles que la anfitriona había aparecido muerta, para ver qué solución nos daban”, cuenta Antonio, “nuestras madres son diabéticas y hacía 35 grados; más allá de evitar que se deshidrataran y tuviesen un bajón de azúcar, no sabíamos qué hacer”.

Los Montesdeoca criticaron la poca colaboración que les brindaron en Airbnb al respecto. Ni siquiera la noticia de que la propietaria había muerto y estaban en la calle hizo que el personal reaccionara rápidamente. Cada vez que intentaban contactar con ellos les contestaba un asesor distinto, que siempre les decía que la empresa tenía que hablar con el propietario, pese a que ellos insistían que había fallecido, a lo que ellos contestaban que "era lo que dictaba el protocolo".

Aunque estaban en temporada alta, al final la familia pudo encontrar un alojamiento con la ayuda de una inmobiliaria, la cual empatizó con ellos por el drama que vivieron. Eso sí, afirman, Airbnb no se volvió a poner en contacto con ellos para encargarse de la situación u ofrecerles una compensación, según informa el diario Semana.