Una mujer demanda a Airbnb por la muerte de su esposo: culpa al agua contaminada de un jacuzzi

Sandra Bermingham es una mujer británica que ha demandado a Airbnb y que reclama 1,34 millones de euros por la muerte de su esposo, Paul, a causa de una infección que ella considera que contrajo mientras usaba el jacuzzi de una vivienda de alquiler. Por otra parte, la compañía ha prohibido las fiestas en los pisos que alquila.

El matrimonio decidió pasar, junto a sus dos hijos, unos días navideños y comenzar 2016 en una casa de campo en la isla de Gozo, en Malta. A las dos semanas de regresar de las vacaciones, Paul falleció por la enfermedad del legionario. Se trata de una forma grave de neumonía que causa inflamación pulmonar y que puede causar complicaciones potencialmente mortales como insuficiencia respiratoria, insuficiencia renal y shock séptico, que ocurre cuando se bloquea el flujo de sangre a los órganos vitales.

Sandra ha creado una página para recaudar fondos con el objetivo de hacer frente a los honorarios legales y continuar una lucha que dura ya seis años, en busca de una compensación por parte de la empresa estadounidense.

"Paul solo se metió en el jacuzzi una vez en la víspera de Año Nuevo y estuvo en el agua por unos segundos", indicó la viuda, explicando que "estaba tan enfermo que tuvieron que ponerlo en coma inducido y nunca se recuperó. El hospital hizo todo lo posible pero no pudo salvarlo. Se suponía que las vacaciones serían un descanso que todos podríamos disfrutar, pero arruinaron nuestra vida familiar".

Propiedad eliminada del listado de Airbnb

Sandra no pudo seguir trabajando como maquilladora y, sin ahorros, se vio obligada a marcharse con sus hijos a casa de su hermano en Auckland, Nueva Zelanda. Hasta entonces, la familia vivía en Islington, al norte de Londres.

Ella afirma que Airbnb y sus aseguradoras se negaron a aceptar cualquier responsabilidad, aunque la propiedad en Gozo fue eliminada de su listado una vez que se les informó sobre la muerte de Paul. La empresa, con sede en San Francisco, comenzó en 2008 y tiene siete millones de anuncios de alquiler en su web, habiendo registrado desde entonces más de 150 millones de alquileres.

Sandra, de 54 años, solicita a Airbnb más de 1,3 millones de euros por lucro cesante, que se ha calculado sobre cuánto habrían ganado ella y su marido hasta la jubilación. Las autoridades maltesas no han ayudado a la señora Bermingham en su reclamación, ya que se han negado a entregar los resultados de las pruebas realizadas en el agua contaminada de la bañera de hidromasaje.

"Como no me rendiré, necesito financiación para los procedimientos judiciales para luchar contra Airbnb en Malta por una compensación. Quiero que el mundo sepa cómo funcionan, ganando toneladas de dinero a costa de nosotros y renunciando a cualquier responsabilidad cuando las cosas van terriblemente mal en las casas", manifestó Sandra, según recoge el diario The Daily Mail.

Sandra tiene una página de GoFundMe para ayudar a pagar los costos legales de su familia.