Si el túnel de lavado raya mi coche, ¿quién paga los daños?

Utilizar un túnel de lavado es una de las opciones más habituales para limpiar el exterior del automóvil. A fin de cuentas, apenas lleva unos minutos y suelen contar con diversas opciones de precio en las que se incluyen algunas asequibles para la mayoría de los bolsillos. Esta práctica no suele dar problemas, ya que son miles los coches que pasan cada día bajo los rodillos de estas instalaciones. Sin embargo, es posible que en alguna ocasión el coche termine rayado o con algún tipo de desperfecto. Si se da ese caso, ¿quién es el responsable de pagar los daños?

Instalaciones en buen estado

Cabe señalar que la gran mayoría de los túneles de lavado se encuentran en buen estado porque están obligados a pasar inspecciones, además de que deben estar homologados. No obstante, puede darse el caso de que se produzca un error en este proceso y el vehículo termine dañado. En esta situación pueden aparecer dos escenarios: que se haya debido a una negligencia del dueño del automóvil o que se deba a un fallo en la instalación.

La empresa es responsable de los daños

Si el conductor del vehículo ha seguido las instrucciones a rajatabla y el túnel de lavado ha rayado la carrocería o ha provocado otro tipo de desperfectos, la responsabilidad de pagar los daños correrá a cargo de la empresa dueña de las instalaciones. 

En este caso no importará que existan carteles en los que los responsables del negocio se desentiendan de cualquier desperfecto causado. Mensajes donde se indica que no se hacen responsables de los daños que se puedan ocasionar no solo no son legales, sino que en un juicio no tendrán valor alguno. Esto es así porque 

la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios expone en el artículo 147 lo siguiente: “Los prestadores de servicios serán responsables de los daños y perjuicios causados a los consumidores y usuarios, salvo que prueben que han cumplido las exigencias y requisitos reglamentariamente establecidos y los demás cuidados y diligencias que exige la naturaleza del servicio”. Es decir, si el propietario ha seguido las instrucciones y la máquina ha dañado el vehículo, la responsabilidad recaerá en la empresa.

Negligencia del propietario

Buena parte de los túneles de lavado funcionan como autolavado, es decir, el conductor debe colocar el coche en la zona designada para después utilizar una ficha o un código que ponga en marcha el mecanismo. En ese proceso hay que seguir una serie de sencillos pasos. Por ejemplo, si la instrucción es quitar una antena y se ha caso omiso, será complicado que la empresa asuma el coste de la reparación en caso de que la antena se rompa. 

Los problemas suelen disminuir cuando en el túnel de lavado hay un trabajador encargado de que los coches estén bien colocados y de que los conductores no cometan ningún error en el momento de situar el vehículo en la zona correcta. 

Sea como fuere, si un vehículo termina dañado por un túnel de lavado y el conductor considera que la culpa ha sido de la instalación, deberá reclamar los daños aunque la empresa se oponga.

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