Los universitarios españoles que viven con sus padres -siete de cada diez- creen que no podrán emanciparse, de media, hasta casi los 27 años, según el Estudio sobre Universitarios en España de la Fundación BBVA. se trata de una aspiración que choca con la realidad ya que, según Eurostat, la Oficina Estadística Europea, la edad media de emancipación fue de 30,3 años en 2022.
Los jóvenes siguen retrasando la edad de emancipación hasta los 30 años, la más alta de las últimas dos décadas, y cuando dan el paso tienen que emplear más del 80 % de sus ingresos a pagar el alquiler de esa vivienda si quieren vivir en solitario.
"Nos emancipamos cuando dejamos de ser jóvenes", destaca el Consejo de la Juventud en su último barómetro a cierre de 2022, que muestra un estancamiento de la tasa de emancipación juvenil en el 15,9 %, la mitad que la de la Unión Europea -31,9 %-.
"La edad de emancipación ha subido a los 30 años, la cifra más alta desde que el observatorio publica este informe, hace 20 años; sobrepasamos la cifra que define ser joven, en España independizarse es prácticamente una quimera", explica Andrea González Henry, presidenta del Consejo de la Juventud de España.
Sin embargo, cuando se pregunta a los universitarios como ha hecho la Fundación BBVA, las expectativas son diferentes. En su encuesta basada en 3.430 casos, realizada entre febrero y mayo de 2023- la mayoría no están independizados: siete de cada diez viven en casa de sus padres, sólo un tercio tiene un trabajo remunerado y la mayoría depende de la ayuda familiar para sufragar sus gastos generales.
Los que continúan viviendo en el domicilio familiar creen que no podrán emanciparse, de media, hasta casi los 27 años.
En cuanto a sus planes de futuro, es bastante similar el porcentaje que desea seguir estudiando y el que desea trabajar (tres de cada diez planean hacer ambas cosas) y son mayoría los que desean formar una pareja estable en algún momento, institucionalizar dicha pareja a través del matrimonio (civil o religioso) y tener hijos.
La explicación de este retraso españolas en la emancipación de sus jóvenes la encontramos en el estudio del Consejo de la Juventud en el que se aclara que para pagar un alquiler en solitario un joven trabajador tendría que dedicar el 83,7 % de su sueldo, a lo que habría que sumar 141 euros de media de los suministros y servicios de una vivienda (como los recibos de agua, luz, gas, etc.), lo que absorbería su salario (96,6 % de su sueldo) y apenas le quedarían unos 40 euros para comer, ropa y ocio.
"Algo completamente inasumible", concluye el Consejo de la Juventud que atribuye esa situación a la falta de acción política y a la gran especulación en el mercado de la vivienda.
Los estudios superiores tampoco garantizaban poder emanciparse. Sólo el 22,9 % de los jóvenes con estudios universitario o de FP Superior se habían podido emancipar. Además, para los que no continuaba estudiando la tasa de emancipación era similar entre quienes tenían estudios superiores y entre quienes no los tenían.
El informe recoge también que dos de cada cinco jóvenes con estudios superiores tenían un puesto de trabajo que requería una menor formación que la suya.
"Más de la mitad de los que se emancipan son mujeres y el 32 % lo hace en provincias distintas a las suyas", ha destacado el sociólogo Joffre López, durante la presentación del estudio.
En 2022, el 30,2 % de las personas jóvenes se encontraban en riesgo de pobreza o exclusión social; de los que tenían trabajo, uno cada 5 se encontraban también en esta situación, destaca el informe del segundo semestre de 2022 realizado con cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), el Banco de España y Eurostat.