Ya son 40 mujeres asesinadas en lo que va de año. Los dos últimos meses de verano han sido realmente trágicos. Solo cuatro habían presentado denuncias previas, según los datos del Ministerio de Igualdad. Además, los dos últimos asesinatos machistas, el de Béjar (Salamanca) y el de Alzira (Valencia) se han producido cuando las víctimas han decidido poner fin a su relación.
Gabriel asesinó a Juana en Pozoblanco (Córdoba) una hora antes de que llegara el camión de la mudanza. Ejemplo claro de que hay momentos en las rupturas especialmente críticos para las mujeres que sufren situaciones de maltrato. Esas últimas visitas, para recoger cosas o, como ayer en Alzira, poner la casa en venta.
"Si sabes cómo es él, que para eso te divorciaste y mejor que tú no lo conoce nadie, manifiéstaselo a un juzgado, a un abogado o a alguien para que tú no vayas sola", explica Ana Saavedra, presidenta de la Asociación Mirabal.
En Pozuelo de Alarcón (Madrid) otra mujer fue asesinada el mismo día que tenían que ir al juzgado a firmar los papeles del divorcio. Y otra circunstancia que se repite: las consecuencias más graves cuando el maltratador es agente o exagente de las fuerzas de seguridad.
"En personas que por su formación tienen especial contacto con la violencia e incluso entienden que es una forma de responder, la probabilidad de que se pueda producir con más frecuencia y con más gravedad es alta", detalla Miguel Lorente, profesor de Medicina Legal de la Universidad de Granada. No es que influya la profesión, sino los perfiles de hombres autoritarios que saben manejar armas.