Charo, vecina de Béjar, Salamanca, ha sido asesinada por su expareja, un hombre al que acababa de decirle que se separaban. La noche de su muerte, su familia le pidió que no fuera a su casa. Su cuñada ha pedido justicia para Charo.
“Que se haga justicia y que no vuelva a ver la luz de sol”, ha dicho la cuñada de Charo entre lágrimas.
La noche de su muerte Charo, de 40 años, había cenado en casa de su padre. Le dijeron que no durmiera en su casa pero ella insistió. Su exmarido, con quien hacía muy poco había roto, no tenía llaves.
Fue su asesino quien llamó a la Policía para confesar el crimen y contar sus intenciones de tirarse por un puente, algo que finalmente no hizo. Charo nunca le denunció. Él tenía denuncias previas de su familia por violencia doméstica, no de género.
La mujer murió de un fuerte golpe en la cabeza. La familia espera poder darle el último adiós pronto mientras se prevé que él pase hoy a disposición judicial.
Charo deja cuatro hijos huérfanos de una relación anterior, de entre 8 y 16 años.