El trastorno conocido como síndrome de la depresión sonriente puede explicarse a partir de su propia denominación, pues tiene mucho que ver con lo que experimentan las personas que lo padecen. Salvando las distancias, podría reflejarse con las imágenes o los memes que muestran una cara triste detrás de una careta sonriente, ya que, tal y como explicaba en 2022 Vanessa Rodríguez Pousada, profesora colaboradora del máster universitario de Psicopedagogía de la UOC (Universitat Oberta Catalunya), “el término depresión sonriente hace referencia a los cuadros depresivos que cursan con la sintomatología típica asociada a dichos trastornos, pero en los cuales el sujeto diagnosticado muestra un afán de ocultamiento. Y este anhelo redunda en una posición activa para que las personas que lo rodean no perciban el malestar al que está haciendo frente”.
Dicho de otro modo, este síndrome es aquel en el que una persona que padece un claro cuadro de depresión, trata de ocultarlo mostrando en todo momento su mejor cara hacia el exterior, con el objetivo de que nadie se percate de lo que está sufriendo.
Obviamente, esto aumenta considerablemente las opciones de detectar el malestar de quienes están sumidos en una profunda depresión, ya que ocultan los síntomas habituales, enmascarándolos tras una falsa actitud positiva. No cabe duda de que esto no solo repercute negativamente en su recuperación, sino que además puede desembocar en que los problemas emocionales aumenten todavía más.
No en vano, quienes padecen este trastorno son conscientes de lo que les ocurre. Sin embargo, tratan de no hacerlo visible bajo ningún concepto, ocultan su dolor y su infelicidad detrás de una actividad constante y de una continua simulación de alegría y bienestar.
“Actualmente, vivimos en una sociedad en la que ser feliz es un imperativo. Junto a esta dictadura de la felicidad ha ido acrecentándose un individualismo desde cuya óptica se tiende a minusvalorar las circunstancias personales, sociales y estructurales de un sistema decidido a convencernos de que la salud y la enfermedad están ligadas casi exclusivamente a deficiencias psicológicas personales; donde la autodeterminación y las capacidades propias son los ejes vertebradores de nuestro bienestar. Así, se presupone que estar bien o no estar bien depende exclusivamente de uno mismo”, explicaba Rodríguez Pousada en la investigación de la UOC.
Esta profesora incidía además en que puede darse un sentimiento de culpa en caso de no ser felices, puesto que se supone que está en la mano de cada uno la responsabilidad de sentirse dichosos y plenos. “En consecuencia, la depresión representaría para estos pacientes la propia incapacidad para hacer frente a algo que deberíamos saber manejar y se revela como un significante de la propia debilidad”.
Una de las causas que provoca la aparición del síndrome de la depresión sonriente es lo que Rodríguez Pousada apunta como la “dictadura de la felicidad” que se impone en redes sociales. Por esta razón, las personas que son más propensas a padecer este trastorno son las que no toleran los fallos. Además, considera que los hombres son más proclives a padecerla: “Si tenemos en cuenta que vivimos en una sociedad de signo heteropatriarcal, donde la demostración del mundo emocional y de las propias debilidades se encuentra más estigmatizada en los hombres, los estereotipos masculinos podrían intervenir como un factor de vulnerabilidad en el caso de la depresión sonriente para esta población", explicaba esta profesora.