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Tomar bebidas alcohólicas es una práctica muy común en nuestra sociedad. Hay personas que incluso las ingieren a diario, ya sea en las comidas o como parte de otras actividades sociales. De hecho, incluso hay quienes se plantean si pueden beber antes de conducir y cuál es el máximo para no dar positivo en un control de alcoholemia.
Todos ellos deben saber que el cuerpo tarda en metabolizar el alcohol, es decir, no es una sustancia que desaparezca rápidamente del organismo, sino que este pone en marcha un proceso que llevará horas. Según el Ministerio de Sanidad, “el hígado tan sólo es capaz de metabolizar 0,12 g/l de alcohol en sangre cada hora, con lo cual el proceso de eliminación (dependiendo del alcohol consumido) podría llegar a finalizarse incluso 19 horas después”.
El proceso que el cuerpo humano lleva a cabo para metabolizar el alcohol es el mismo en todas las personas. No importan las características físicas, ya que todos los organismos trabajan del mismo modo para eliminar una sustancia que no aporta beneficios. Así lo explica el documento “El viaje del alcohol por el cuerpo”, realizado en el seno del Programa Iceberg de Osakidetza, el Gobierno Vasco y Saioa: “Más de 90% del alcohol ingerido es eliminado a través del hígado, mientras que el restante 10% es excretado como alcohol por la orina, el sudor y la respiración”.
Esto se realiza en varias fases. La primera es la de oxidación y tiene lugar en el estómago. La encargada de esta labor es la enzima deshidrogenasa. “No sólo realiza la primera fase metabólica del alcohol, sino que además es la que provoca que las mujeres se vean más afectadas por este, ya que en el estómago de las mujeres hay niveles de esta enzima inferiores a los del hombre”, explica el citado documento.
Tras esta primera fase, el alcohol se transforma en acetaldehído –“altamente tóxico para nuestro organismo”–, de manera que pasa al hígado para que este lo transforme y metabolice. Allí se realizan las dos siguientes fases: la transformación en acetato, y en dióxido de carbono y agua, las cuales “terminan siendo filtradas al torrente sanguíneo a través de los vasos periféricos del hígado y quedan disueltos en el mismo”.
Con el objetivo de no dar positivo en un control de alcoholemia, hay conductores que se preguntan si existe alguna posibilidad de acelerar el proceso. Para ello, suelen acudir a los trucos que van de boca en boca pero que no tienen ningún rigor científico. De hecho, el propio Ministerio de Sanidad deja muy claro que “no hay formas de acelerar el proceso de metabolización del alcohol”, ya que, como hemos comentado, “el cuerpo lo elimina de tres maneras posibles: evaporación, excreción y a través del metabolismo, y para ello sigue su curso y ritmo normal”.
Por lo tanto, “no se elimina antes aunque bebas café, te duches con agua fría, vomites, hagas ejercicio o comas algo”, expone el documento “El viaje del alcohol por el cuerpo”.
Insistiendo en el caso de los conductores, han de tener siempre presente el mítico eslogan de “si bebes, no conduzcas”, porque el alcohol tardará en desaparecer del organismo. Y esto no solo implica poder dar positivo en un control. De hecho, esa debería ser la menor de las preocupaciones, ya que el alcohol disminuye las facultades que tenemos al volante. El Ministerio de Sanidad expone los siguientes efectos:
El Ministerio de Sanidad expone en una tabla lo que se tarda en metabolizar algunas de las bebidas más populares: