Hay muchos amantes de los perros que quieren llevar se a su mascota a todas partes y una de las actividades más atractivas que se pueden compartir con ellos es pasear en bicicleta. La preguntas que surgen en ese caso son dos: si está permitido hacerlo y, en caso de que así sea, cómo hacerlo de un modo correcto.
Para responderlas hay que mencionar las dos opciones que se tienen para llevar al perro cuando se monta en bicicleta: que corra al lado del vehículo o que vaya en una cesta o un transportín. Esto dependerá, claro está, de las características del can (tamaño, peso, forma física, edad…).
El primer escenario que se plantea es que el perro corre junto a la bicicleta que maneja su dueño. Para ello va atado a esta (al manillar, al sillín o a la propia estructura). En principio no es una actividad prohibida, siempre y cuando se realice en un entorno donde no se moleste a los demás o dificulte el tránsito de otras personas. Obviamente no tiene sentido hacerlo en un núcleo urbano, puesto que la bicicleta debe transitar por la calzada, lo que supone un peligro para el animal y para los demás conductores.
Así pues, lo más adecuado será optar por esta modalidad cuando se salga a hacer deporte por zonas poco transitadas en parques o a las afueras de las áreas urbanas. Eso sí, hay que tener en cuenta algunas recomendaciones para que la experiencia sea positiva tanto para el ciclistas como para el animal:
Cuando los perros son pequeños o no son capaces de seguir el ritmo a pesar de tener un tamaño superior, es posible llevarlos encima de la bicicleta. Tampoco hay prohibiciones al respecto siempre y cuando no entorpezcan la visión o la capacidad de conducir la bicicleta, ni molesten a los demás vehículos o viandantes. En este caso, lo más adecuado es llevar a los más pequeños (que no excedan los 10 kilos) en una cesta delante del manillar. La otra opción es meterlos en un pequeño remolque como el que se usa en ocasiones para los niños. Sea como fuere, hay que estar seguros de que el perro no es demasiado nervioso para disfrutar tranquilamente del paseo.